Profeplas surgió casi por casualidad. Según José María Carballo, todo empezó después de que él trabajara en varias caldererías antes de encontrarse con José Ignacio González Puerto en la última de ellas. "Al cerrar la empresa pensamos que podíamos intentarlo y poner en práctica los años de experiencia que teníamos ambos en la calderería". La apuesta de los dos amigos de Lalín y Silleda parece que les está saliendo incluso mejor de lo esperado puesto que han tenido que contratar a dos personas más para poder hacer frente a los pedidos que se acumulan en sus oficinas. "Empezamos con miedo pero los resultados están empezando a verse ahora", reconoce Carballo.