Ya por la tarde, Edelmiro López Iglesias y Xoaquín Fernández Leiceaga, profesores titulares de Economía Aplicada, explicaron las transformaciones productivas de la agricultura gallega en las últimas décadas e indicaron que el problema radica en la base territorial de las explotaciones. El núcleo del cambio se sitúa en la intensa reducción de la mano de obra y la sustitución de trabajo por capital desde la década de 1960, acelerado con la integración europea. "Se aplican dosis crecientes de capital y una tecnología moderna sobre una base territorial que no se vio transformada al mismo ritmo", expusieron. La política de concentración parcelaria posibilitó en algunas comarcas la reducción sustancial de la fragmentación y la mejora del acceso a las fincas, pero en otros sitios la situación es similar a la de mediados del siglo XX o más acentuada por las divisiones hereditarias. En este marco, los dos economistas abogaron por una "reforma agraria" adaptada a las necesidades actuales del medio rural gallego, "no centrada en la propiedad de la tierra, como las reformas de los siglos XIX y XX, sino en los usos o aprovechamientos y en la movilización productiva de las superficies", si bien reconocen que se trata de "un problema complejo y que requiere grandes consensos". El aprovechamiento diversificado del monte, la aparición de grupos de comuneros o la reorientación de las ayudas a las inversiones son algunas de sus propuestas.