Tal y como se preveía, el número dos de los socialistas de Silleda, Manuel Cuiña, será el nuevo regidor trasdezano. En el pleno extraordinario de ayer obtuvo los mismos respaldos -seis- que el candidato del PP, Luis Espiño, pero el PSOE había sido la lista más votada en las elecciones de 2011. Por eso, esta fuerza seguirá gobernando en minoría, tal y como estaba haciendo desde la ruptura del bipartito en marzo.

Uno y otro partido sufrieron el plantón del edil nacionalista Matías Rodríguez da Torre. Tras renunciar a su candidatura y antes de ausentarse de un salón de plenos abarrotado, el concejal del Bloque dejó claro por qué no apostaba por ninguno de los dos alcaldables: a Cuiña lo calificó como "un candidato propio de épocas pretéritas, propio del caciquismo más afanado del PP", que no merecía el apoyo del Bloque porque "os dimos dos investiduras y las utilizasteis para manipular, mentir y gobernar de forma rastrera". En cuanto a los populares, Da Torre los tilda de "partido desnortado y a la espera de que la gente se canse y cambie el cromo de la marca P del PSOE para el P de PP". Hubo, también, reproches para la exalcaldesa y ya senadora, Paula Fernández Pena. Da Torre también la acusa de un "cambio de cromos, moviendo fichas y peones y demostrando una vez más que lo que menos les importa es Silleda y su pueblo". Da Torre terminó su discurso pidiendo al futuro gobierno -aún sin escoger- que se convocase al BNG "no para hacer de domadores del circo que instalasteis en Silleda, sino para solucionar problemas como la AP-53, las pistas, el alumbrado público o el movimiento asociativo".

Una vez prometido el cargo y tras recibir el bastón de mando de su antecesora, Paula Fernández -con quien se fundió en un cálido abrazo- Cuiña animó a sus compañeros de partido a terminar el contrato político que firmó el PSOE en 2011 con los silledenses, tras ganar las elecciones. En estos dos años, apunta Cuiña, se consiguieron logros como el pago de deudas que suman dos millones de euros o la bolsa de empleo municipal. Pero al gobierno socialista aún le quedan deberes, como la construcción de la residencia y el centro de día, que cuentan ya con terrenos cedidos por la Semana Verde y la aportación económica de un particular. Urge, también, aprobar el PXOM, que garantizará la continuidad de empresas y la creación de trabajo, dado que varios proyectos de viviendas están pendientes de su entrada en vigor.

Cuiña tuvo también palabras para la corporación. Comenzó explicando que la polémica por su impago del recibo de la basura es desmesurada, si se tiene en cuenta "que vine a trabajar gratis al Concello durante dos años y medio. Se me puede reprobar por despistado, no por corrupto", alegó. Era, sin lugar a dudas, una respuesta al discurso de Espiño, que defendió la candidatura del PP a la Alcaldía "para no tener un alcalde teledirigido y frenar el desgobierno socialista".

Con el programa electoral del PSOE en la mano, propuso a los partidos de la oposición intercambiar sus propuestas electorales para subrayar las propuestas coincidentes y "trabajar codo con codo con la firma voluntad de desarrollarlas en lo que queda de legislatura. No volvamos a perder el tiempo con luchas baldías", concluyó.

La elección del nuevo alcalde contó con el apoyo de una nutrida representación del PSdeG. Además del diputado Pablo García y la exconselleira de Pesca Carmen Gallego, asistieron al pleno miembros del PSOE de A Estrada, Agolada y Rodeiro. Todos ellos acudieron a una comida de confraternización en un restaurante de Grava, a la que acudió el secretario general Pachi Vázquez quien, por cierto, anunció ayer que no se presentará a las reelección en las primarias de septiembre.