En pocos días se cumplirán seis años desde que el Tribunal Supremo reconoció al Concello de A Estrada el derecho a ejercer el retracto sobre la Torre de Guimarei, uno de los emblemas del municipio estradense. El alto tribunal desestimaba así el recurso presentado por el particular que en el año 1999 compró este conjunto arquitectónico, otorgándole a la administración local la opción de compra. Hasta ahora, todo está como estaba.

La noticia dio para muchos dimes y diretes. Gobierno y oposición expresaron sus opiniones. El ejecutivo local se mostró en ese momento inicial cauteloso, solicitando informes para conocer con exactitud a qué afectaba el retracto y para hacer también una idea fiel de la situación económica del ayuntamiento, en aras a determinar si las arcas municipales podrían permitirse una adquisición. Los grupos de la oposición animaban al gobierno a apostar por sumar este bien al patrimonio público estradense, abogando incluso por no mirar las cosas "con miopía" e ir "a por toda la finca". Coincidían en subrayar que esta torre es "un símbolo" de la historia de A Estrada e incidían en identificarla con la que aparece en el escudo municipal.

Tras una ronda de sucesivas consultas, cada vez comenzó a verse más claro que el derecho de retracto únicamente afectaba a la torre, sin terreno alguno que la acompañase. El Concello ya había manifestado previamente que ejercer el derecho reconocido para adquirir la construcción -declarada como Bien de Interés Cultural- no se estimaba como algo prioritario sin un acuerdo con los dueños del terreno en el que se erige ya que, aunque la administración municipal apostase por la adquisición de la torre, no tendría accesos a este bien. Ya entonces el ejecutivo que encabezaba el socialista José Antonio Dono anunciaba su interés por mantener un encuentro con los propietarios, una conversación que se entendía tendente a sentar las bases de una posible negociación.

Aunque en este asunto nunca parecieron darse pasos muy apresurados, lo cierto es que la situación económica mudó el escenario y no invitó a avanzar con mucha celeridad. Hay quien dice que el momento actual no es especialmente bueno para vender ni tampoco para comprar cuando las capacidades económicas son limitadas y esta podría haber sido una tesitura que acompaña la operación.

Fue el pasado verano cuando el actual equipo de gobierno reconoció contactos con los propietarios de este inmueble para la compra de todo el conjunto. Se indicaba entonces que el hermetismo inicial se había trasformado en la existencia de un pequeño resquicio para la operación, aunque también se aseguró que en este primer acercamiento no se habló todavía de cantidades.

A comienzos de este ejercicio hubo por fin novedades. Concello y propietarios pactaron colaborar para poner en valor el conjunto de la Torre de Guimarei. Los contactos fructificaron en un convenio en el que se establecía la intención de diseñar un proyecto de aprovechamiento integral, por iniciativa pública o privada, para valorizar las casi 10 hectáreas de terreno en las que se asientan la torre y el pazo. El gobierno anunció que se reservarían 6.000 euros para encargar un estudio que identifique las potencialidades y opciones de desarrollo de este ámbito. Poco después de informó de que los contactos continuarían para avanzar en este proceso. No se supo más. El alcalde estradense, José López, reconocía ayer que todavía no hay nuevos avances para "reconquistar", aunque sea sin incorporarla al patrimonio público, esta antigua fortaleza medieval, destruida tras la revuelta de Os Irmandiños y reconstruida en el siglo XVII. Muchas veces asediada por la maleza y el paso del tiempo, continúa, después de seis años, a la espera.