Diversos templos ubicados en el ámbito rural de A Estrada han decidido adoptar medidas de seguridad para evitar que su interior sea saqueado por los amigos de lo ajeno. El arcipreste de Tabeirós-Vea y párroco de San Paio de A Estrada, José Antonio Ortigueira, explicó que se convocó una reunión con una empresa especializada en la instalación de alarmas, una medida por la que optaron varias parroquias del rural interesadas en tomar este tipo de solución para intentar disuadir a los ladrones.

En las zonas en las que fue posible adoptar este sistema -Ortigueira explicó que es cada parroquia la que asume el gasto, costeado entonces por la feligresía- se instaló una alarma, mientras que en otras con menos posibilidades económicas se optó por intentar que los templos resulten menos susceptibles de ser escenario de un robo a través de la retirada de las piezas de valor que hasta ahora se venían guardando en su interior. De este modo, estos artículos se pasaron a custodia, encargándose de su salvaguarda el propio párroco o algunos feligreses. El arcipreste precisó que estos elementos de valor son principalmente artículos de orfebrería.

Los templos más aislados y con entradas laterales que dificultan la visión de quien pueda pasar por sus inmediaciones son las más apetecibles para quienes se dedican a practicar robos en las iglesias. José Antonio Ortigueira reconoció que la instalación de alarmas constituye para muchas parroquias una solución "bastante gravosa", de ahí que en muchas se haya decidido ya retirar las piezas que podrían resultar interesantes para los ladrones. El párroco estradense ya había dado este consejo después de una sucesión de asaltos a varias iglesias del amplio ámbito rural de A Estrada.

El último robo se produjo hace unos días en Riobó, si bien en este caso lo que se echó en falta fue una cruz de piedra que presidía una de las capillas del cementerio parroquial, un elemento que, por las características de su ubicación, era más accesible que otros que se guardan en el interior de las iglesias.

El arcipreste de Tabeirós-Vea ya había recomendado a través del envío de las correspondientes comunicaciones a los párrocos que los bienes de mayor valor, como puede ser el caso de los que se emplean para las celebraciones litúrgicas, caso de cálices o copones, se sustituyesen por otros de naturaleza más sencilla, sin valor histórico ni crematístico. También se recomendó a los curas pasar a custodia otras piezas que se utilizan de una manera menos frecuente, como puede ser el caso de las cruces empleadas durante las procesiones.