La de ayer fue una feria a la que había que acudir sin prisas. Porque nada más entrar en ella, el número de vehículos clásicos era tal que uno no sabía si detenerse a mirar los encantos de un Audi de 1936 -comprado hace 10 años por un silledense en Madrid a un nonagenario y, por cierto, a la venta por 30.000 euros- o aquellos entrañables autobuses de la empresa Cuiña, con portabultos en la parte posterior y que incluso hicieron algún porte durante el mercado. Por haber, hasta había un camión de extinción de fuego, del Museo do Lume e dos Bombeiros.

En nada recordaba Os Carballiños a los mercados actuales, en los que cada puesto anuncia, a pleno pulmón, sus ofertas. Ayer, el atuendo de las vendedoras, también era similar al de las de los años 60, con blusas de lino y toquillas de lana cubriendo los hombros. El propio alcalde, José Crespo, acudió a la feria vestido de época y haciendo de anfitrión del conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández.

Pero sigamos caminando por la feria. A un lado, puestos de ropa y helados, al otro, restauración de muebles antiguos y, casi por todas partes, productos de artesanía, de decoración y aseo (jabones naturales, sobre todo) elaborados con mucho mimo y más sabiduría. Algunos de los vendedores son vecinos de Lalín, otros suelen acudir a las ferias de la comarca, y la más lejana era una joven de A Coruña que aprovechó un proyecto de fin de carrera para dedicarse a decorar utensilios de tocador en madera. Todos aportaban un grano de arena a la jornada, incluso los asistentes a la recreación teatral de asalto al banco. La muchedumbre que se arremolinaba junto a éste -el bajo de una vivienda, con un póster de las monedas vigentes desde 1887 hasta 1936 y billetes hasta 1975- describía a los que no podían ver como dos guardias civiles detenían a los ladrones que reventaron la caja fuerte de la sucursal.

No fue la única recreación. Bicicletas con lecheras en los portabultos, un barbero que simulaba ser Sevilla, el popular peluquero de Vilanova que hoy cumpliría 102 años, el actor O Piraña probando suerte como fotógrafo... contribuyeron a que por tercer año consecutivo, Vilatuxe consiguiese detener el tiempo en Os Carballiños.