La campaña lechera 2013-2014 arranca mañana en las comarcas con la mirada puesta en los gobiernos de la Xunta y de Madrid, puesto que el primero tiene pendiente una regularización del arrendamiento de tierras y el segundo sacará adelante, en los próximos meses, la Ley de la Cadena Alimentaria. Ambas normas pretenden garantizar precios y base territorial a las explotaciones ganaderas.

El sector lleva décadas en crisis, pero la virulencia económica del año pasado ya obligó a cerca de 150 granjas de Deza y Tabeirós-Montes a echar el cierre. "El cese de actividad es similar al de otros años, pero la crisis económica, pese a la carestía de los insumos, obliga esta vez a continuar con la explotación para que la gente joven de casa que se ha quedado sin trabajo eche una mano en la explotación", explica el secretario comarcal de Unións Agrarias, Román Santalla. La Consellería de Medio Rural registra en su censo 1.851 explotaciones de leche en los municipios, con una cuota total de 265.344 Toneladas. Para capear el temporal económico, varias de estas granjas combinan la producción de leche con la de carne, visto que no existe a nivel estatal una industria competitiva para exportar quesos, mantequilla o leche en polvo, como hace Francia. En el país galo "se elaboran quesos Gouda o Cheddar de hasta 25 kilos", apunta Santalla, para darnos una idea de la política exportadora que tiene esa nación y que, de algún modo, ya es más que evidente con su política de precios -en fresco y de venta al público- de la leche.

Como en todos los inicios de campaña, las explotaciones ganaderas verán incrementada en un 1% su cuota lechera. Es lo que se llama "cuota de inundación", porque solo Holanda y Dinamarca, de todos los países de la UE, logran cubrir la producción que se les asigna. En las comarcas, una granja entrega de media 160.000 kilos de este alimento, de modo que podrá vender 1.600 kilos más, siempre que haya firmado ya un contrato homologado con la industria que le retira el producto. El plazo límite para que los convenios estén en Madrid se sitúa entre el 20 y el 30 de abril. A pesar de los acuerdos de diciembre entre ganaderos y la Xunta, y de la constante lucha para que la ya citada Ley de la Cadena Alimentaria incluya sanciones para la venta a pérdidas, todavía hay industrias "que se comportan como auténticos delincuentes" y que obvian los índices de referencia de la Interprofesional Láctea. Alguna firma francesa en zonas de Agolada incluso llegó a tantear a los ganaderos con bajadas en los contratos -anuales, para más inri- que pretendían compensar con primas por cantidad.

Pero lo cierto es que no existe un motivo objetivo para que la leche baje de precio. Al contrario, el sector espera que se mantenga y siga subiendo -en enero, el dato más reciente, se pagó a un promedio de 32, 65 céntimos por litro- "porque existe una gran demanda de producto", apunta el líder de Unións. Tanto porque la crisis obliga a consumir más alimentos básicos como pan, leche y patatas (sus ventas aumentaron un 15%), como porque en países que son grandes productores, sobre todo Australia y Nueva Zelanda, la sequía recortó, y mucho, su volumen de exportación. Además, las reservas de leche en polvo están llegando a su fin.

La leche cruda no volverá a desplomarse por debajo de los 30 céntimos, pero los insumos van a mantenerse en niveles similares a los de 2012, al menos hasta junio. Poco importa que la cosecha de colza y cereales haya sido excelente en el Hemisferio Sur, o que los Estados Unidos tengan soja excedente. La posibilidad de almacenar estos alimentos durante hasta dos años permite especular con su precio, hasta el punto de que "los cereales cotizan como el petróleo", concluye Santalla.