Según trascendió en el juicio celebrado en la Audiencia, los padres de la víctima descartaron presentar denuncia en un primer momento "para no dar que hablar". Entonces, el ministerio público advirtió de que inicialmente había sido la madre de la mujer la que se atribuyó haber sufrido la violación para evitar así el sentimiento de vergüenza de su hija de 26 años y con un importante grado de discapacidad.

Según consta en el relato de los hechos de la Fiscalía, la joven relató lo acontecido a sus progenitores, pero éstos decidieron no presentar denuncia contra su vecino de la parroquia de Saa. No obstante, los hechos acabaron en el juzgado un año después, en mayo de 2010, al intentar supuestamente el acusado acceder de nuevo al domicilio familiar.

La víctima narró en el juicio la manera en la que se había producido la violación.