Aunque le duele profundamente el calvario por el que pasó la oveja, su sacrificio y su pérdida, tras informar a Medio Ambiente de lo ocurrido, María del Carmen Gulías relata que lo que más le preocupa es la seguridad de quienes viven o vienen de visita a Fontenla, en Ventoxo. Especialmente le preocupan sus nietos, a los que cuenta que "les encanta jugar con la pelota en la finca" en la que se produjo el ataque. Por temor a que el lobo vuelva, estos juegos se verán muy limitados. Pide que se tomen medidas. Su marido vio a dos lobos en la carretera hace 3 semanas.