Al hablar con Calros Solla y repasar lo que ha estado haciendo todos estos años, uno no puede evitar que se le vengan a la mente paralelismos con aquel personaje de la gran pantalla, caracterizado con su sombrero, su cazadora de cuero y su látigo para correr mil y una aventuras en busca del Arca de la Alianza, el Santo Grial o la calavera de cristal. Y es que, al igual que el Doctor Jones, la afición de Solla por la arqueología hace que su interés por este mundo no termine en los ensayos que lee o en las clases que pueda impartir. Es un férreo defensor de que el arqueólogo debe estar en el monte, no en el despacho. Cuando no está impartiendo clases en la universidad, Jones emprende viajes para buscar objetos de importante valor histórico. Cuando deja las aulas, Solla se abre camino a golpe de hoz para dejar al descubierto petroglifos o yacimientos de otras épocas en los montes de Cerdedo. En él, este municipio tiene su propio Indiana Jones.

Fue el Monte Seixo el que despertó en Calros Solla su pasión investigadora en tierras cerdedenses. Tras identificar como estaciones míticas 30 lugares con leyenda, yacimientos arqueológicos o Porta Alén, –que se identifica como la puerta al otro mundo–, este historiador se sintió apresado por el embrujo de la que bautizó como la Montaña Máxica. Desde entonces, sus minuciosos apuntes detallan que ha guiado por este recorrido a alrededor de 2.000 visitantes llegados de distintos puntos de Galicia.

En 2009 publicó su Carta arqueolóxica do Concello de Cerdedo, un nuevo paso para emprender su particular cruzada: descubrir o redescubrir yacimientos y elementos e intentar que se escuche lo mucho que este municipio tiene que decir a nivel arqueológico. Al confeccionar la citada obra se dio cuenta de que era necesario realizar una investigación más en profundidad. Las 19 estaciones petroglíficas iniciales sumaron recientemente el hallazgo del petroglifo de Os Castelos, también denominado Laxa das Filloeiras. No obstante, Calros Solla reconoce que todos estos grabados rupestres se encuentran diseminados por todo el territorio cerdedense, por lo que resulta más complicado configurar una ruta para guiar a las personas interesadas en conocerlos.

"Si no son petroglifos es megalitismo", añade este arqueólogo apasionado, citando ejemplos como el del Campo dos Cans o los Santos da Porteliña. Indica que el primero está compuesto por siete mámoas dispuestas de manera circular con una en el centro. Acto seguido, reconoce el estado "lamentable" en que se encuentran, sirviendo, explica, prácticamente como cuadra para el ganado. También cree prodigioso que los Santos da Porteliña, a los que define como menhires de cachote localizados en el monte de Tomonde, continúen, al menos algunos, en pie.

En 2010, la carta arqueológica cerdedense, comentó ayer el propio Solla, registraba 75 mámoas, ocho pedrafitas, tres alineamientos, 20 petroglifos y 13 castros. Suma a estos elementos otros de más reciente hallazgo, como puede ser el que bautizó como O xacente do coto das Ínsuas o el molino navicular de O Castriño.

Toda esta riqueza exige preservación y promoción. Y en esta tarea, el Indiana Jones cerdedense no ha encontrado mucha ayuda institucional. Él mismo reconoció que, pese a que en múltiples webs y redes sociales se habla de la Montaña Máxica de Cerdedo o se publican fotos en Porta Alén, nadie de los concellos de Cerdedo, Forcarei o A Lama se molestó en descolgar el teléfono para preguntarle qué estaba sucediendo en lo alto de O Seixo y en qué se podía echar una mano para aprovechar la importancia, a nivel de recurso turístico, que podría tener este monte, siempre y cuando se lo observe más allá de las aspas de los aerogeneradores. Se trata, en definitiva, de un recurso común allí donde mueren las fronteras entre estos municipios.

Y llega Capitán Gosende

Sin embargo, Solla encontró aliados para su cruzada en los integrantes de la recién creada asociación Capitán Gosende, fundada después de debatir con los vecinos del estado de abandono en que este historiador se encontró con la pétrea figura dormida en el Coto das Ínsuas. El objetivo de este colectivo es descubrir y redescubrir cosas, en su afán de defender que Cerdedo "tiene mucho más que ofrecer que fiestas gastronómicas y cosas del común". Incidió en que no llega con anunciar en páginas web que Cerdedo tiene una gran riqueza arqueológica, sino que es preciso que estos elementos se localicen, se registren, cataloguen, protejan y difundan.

Capitán Gosende nació para llenar, en la medida de sus posibilidades, esta laguna, realizando labores de limpieza en torno a sus descubrimientos. Su modus operandi tiene tres fases: patear el monte para encontrar nuevos yacimientos, preservarlos –no realizan prospecciones arqueológicas pero tratan de limpiar superficialmente los hallazgos– y promocionar, invitar a la gente interesada a que visite este valioso legado.

Las redes sociales o diversas páginas en internet están sirviendo de altavoz para los descubrimientos de este Indiana Jones autóctono. Solla no porta látigo en sus expediciones pero sus palabras azotan conciencias. Y es que incide en que toda esta huella arqueológica es también un recurso turístico, un sector que genera consumo y que puede hacer que patrimonio y dinamización económica vivan juntos esta aventura.