La capital dezana cuenta en la actualidad, y en algunos casos desde hace varias décadas, con una decena de galerías comerciales que se mantienen firmes pese a la pujanza de otros tipos de comercio y los nuevos formatos de tiendas tan de moda en estos tiempos. Estas galerías fueron concebidas en su momento como una idea urbanística que permitía a los clientes realizar sus compras cómodamente guareciéndose de las adversidades climatológicas y también como un punto de paso rápido entre calles de la trama urbana. Ya en pleno siglo XXI, el paso del tiempo se nota y hace mella en estas entrañas comerciales de la localidad lalinense, ya que en muchos casos precisan de ciertas obras de modernización, como se llegó a barajar en su momento para las Galerías Colón. No obstante, los comerciantes de estos pasadizos subsisten en muchos casos y aguantan el tirón en una época ya habituada a la sociedad de la información.

Lalín cuenta con una decena de galerías comerciales repartidos por diversos puntos de su casco urbano, aunque mayoritariamente se encuentran en zonas bastante céntricas. Las nuevas edificaciones y las zonas periféricas han desechado este tipo de instalaciones ante la pujanza de las áreas comerciales. Estos enclaves superan el centenar de locales comerciales, de los que 66 se encuentran actualmente con actividad. Eso sí, cabe señalar que un total de 37 se encuentran cerrados y des éstos apenas una docena se ofrecen al mercado bajo los formatos de compra o alquiler.

Las galerías Colón, Pelayo y Luis son las que registran una mayor actividad y en todos los casos superan la decena de negocios, destacando los 14 de Colón. En el lado contrario, los pasadizos de Principal son los menos fructíferos y en algún caso apenas cuentan con un solo establecimiento comercial.

En todos los casos, existen locales vacíos, cerrados, tapiados o que se ofrecen a posibles compradores, ya que los mejores años de estas galerías ya han pasado. Mayoritariamente disponen de entre 3 y 4 establecimientos sin ninguna actividad, aunque en algún caso, como en la galería paralela a Colón, la cifra se eleva hasta seis.

En cuanto a los porcentajes de ocupación, sólo tres de estos espacios superan el 70%, lo que revela su pérdida de importancia con respecto a los locales que se encuentran directamente hacia la calle. Al respecto, cabe señalar que los establecimientos de las calles más céntricas de Lalín cuentan con un porcentaje de ocupación del 80%, bastante superior al de las galerías. Así, Colón alcanza un 77%, Pelayo se queda en un 75% mientras que Luis Rivas alcanza un 71%. El resto se encuentra por debajo y, en algún caso, apenas se sitúa en un paupérrimo 16%.

La tipología de los comercios de las galerías lalinenses es bastante parecida, con un gran predominio de tiendas de ropa y calzado, mercerías, establecimientos especializados en arreglos, peluquerías y algún que otro bar. De hecho, la mitad de estos enclaves disponen de algún establecimiento de hostelería para que los clientes puedan reponer fuerzas o tomar un tentempié durante sus compras.

Aun así, existen algunas diferencias según la galería, ya que en Colón priman especialmente las tiendas de telas, mercería y lencería, mientras que en su paralela destacan los bares. Por su parte, el centro comercial Luis Rivas, que es el que presenta el aspecto más moderno y que también es el más alejado del centro neurálgico, cuenta con negocios de corte más novedoso e incluso alguna que otra oficina de constructoras, electricidad o contabilidad.

Con este panorama, las numerosas galerías comerciales se preparan para afrontar una nueva década e intentar subsistir tras muchísimos años de vida. Ante una fuerte competencia y sin la proyección que dan los escaparates directos a la calle, sus establecimientos apuestan por el cariño y por el sabor añejo de la tradición para seguir adelante. Conscientes de las dificultades, estos tenderos se preparan para afrontar un nuevo reto y salir triunfadores.