Se ganó a la audiencia desde su primera aparición en el programa de Andreu Buenafuente, y tiene a media España convencida de que son parientes. Alberto Romero Tomás, "Berto Romero", inicia mañana en Lalín una gira gallega con su compañía, El Cansancio, y uno de sus mejores amigos, Iván Rodríguez, "El lagarto", representando la pieza "La apoteosis necia", un show de humor para personas tensas, tal y como reza el subtítulo de la obra. La nariz más famosa de la televisión ha conseguido vender 224 entradas a través de la página web de Caixanova para su primera cita, mañana sábado a las 21.30 horas en el Salón Teatro de Lalín. Queda apenas un centenar, que en taquilla costarán 12 euros.

–¿Nos sorprenderá con la obra que el sábado estrena en Lalín? ¿Tiene algo que ver con lo que estamos acostumbrados a verle hacer en televisión?

–Entiendo que la gente sólo me conozca fuera de Cataluña por mi vertiente televisiva. Es normal. Pero, para mí, lo que he hecho siempre fue teatro. Llevo más de diez años haciendo teatro y dos en la tele. Lo que pasa es que soy el mismo tío que sale con el Andreu, pero seguro que más de uno se va a sorprender, porque el Berto de "La apoteosis necia" es un Berto más libre, más gamberro y más surrealista. Se trata de un texto que sólo se puede hacer en teatro.

–¿Cómo lo definiría?

–Es un monólogo con momentos musicales. Yo canto de una forma peculiar (risas), porque doy ocho notas de cada diez. Además, voy con El Lagarto porque no tengo ni idea de tocar la guitarra. O sea, una cosa diferente a lo que suelo hacer cada día en la tele, aunque a alguno no se lo parezca.

–No le haré la típica pregunta de si le gusta más el teatro que la tele, pero comprenderá que usted se ha convertido en un fenómeno catódico ¿A su pesar?

–Vamos a ver. La televisión es un medio muy competitivo donde, aunque te parezca raro, hay que dar el callo cada día. Por ejemplo, ahora estoy metido con Buenafuente, pero también colaboro en un programa de TV3 que se llama "Divendres" que me absorbe mucho tiempo. Lo que pasa es que todo lo que haces tiene una gran repercusión, pero es lo que hay en esta profesión.

–¿Trabajar con Buenafuente puede ser letal artísticamente hablando? ¿Teme que le pase lo que a Edu Soto, El Neng de Castefa, que nunca se liberará de aquel papel?

–Pienso que cada cual tiene su carrera. Edu Soto lo dio todo en Buenafuente y ahora ha puesto en marcha otros proyectos. Yo estoy convencido de que seré para siempre el sobrino del tito Andreu. Lo que pasa es que el Buenafuente deja volar a sus colaboradores, y eso es algo que no sucede muy a menudo en este tipo de negocios.

–¿Es real el buen ambiente que se transmite desde el plató de Buenafuente?

–Es que con el Andreu nosotros tenemos algo que no se paga con dinero: Nos llevamos bien y todos trabajamos de buen rollo. Además, seguimos teniendo muy buen ojo con las incorporaciones. Porque, ¿no me dirás que Ana Morgade y Álvaro Carmona no son buenos? Se trata de un programa que nosotros siempre lo llevamos a nuestro terreno, y eso se traduce en, creo, una frescura que el público sabe apreciar. O eso es lo que pienso yo, a ver si me entiendes.

–Son muchos los que piensan que usted, al igual que actores como Antonio Resines, no actúan si no que son así en la vida real. ¿Es cierto?

–Como soy un actor muy limitado he desarrollado una técnica que consiste en disimularlo lo mejor que puedo. El Berto que no actúa es una versión desmejorada del otro (risas).

–Debe ser complicado salir con usted a cenar o de copas e intentar pasar desapercibido.

–Lo de la popularidad es algo raro. Puedes especular sobre ello hasta que no lo vives en tus carnes. La pérdida de la privacidad es duro, sin duda, pero al final te acabas acostumbrando. El otro día salí a cenar en mi barrio y te puedo asegurar que hasta que llegué al restaurante me pararon en todas las esquinas. Cuando voy solo por la calle me dicen mucho "el primo", y cuando vamos juntos el Andreu y yo soy el otro.

–¿Qué conoce de Galicia?

–La verdad, poca cosa. Estuve en Ourense, donde por cierto hicimos una buena actuación, y poco más. Sí recuerdo, y esto no lo digo por pelotear, que el público gallego me pareció que era especialmente noble y respetuoso. Insisto, no es pelota (risas). Voy a intentar aprovechar entre actuación y actuación para hacer un poco de turismo y conocer mejor vuestra tierra.

–¿Le quedan muchos programas que sustituir a Buenafuente?

–Lo tenemos echo polvo de la garganta desde hace días, y le hemos dicho que se fuera para casa y que no volviese hasta que no esté en condiciones (risas). Nunca se sabe cuánto tiempo pueden durar estos contratiempos. Hoy (por ayer) tengo a Bisbal, así que te puedes imaginar como estoy (risas).