“Ya que estamos aquí, es conveniente que reflexionemos, aunque sea brevemente debido al tiempo que nos acompaña”. Con estas palabras comenzaba el sermón de la liturgia que ayer presidió el obispo de la Diócesis de Lugo, monseñor Alfonso Carrasco, como parte culminante de la peregrinación juvenil al santuario mariano del Monte Faro. El frío y la dificultad de la caminata -siete kilómetros cuesta arriba desde la explanada de la carretera PO-533- no arredraron a los más de 300 jóvenes en esta recuperada romería, que adquirían fuerzas gracias a que durante el trayecto se realizó una dinámica pascual basada en el texto de Emaús.

Este relato bíblico hace referencia al tercer domingo de Pascua -que se celebra hoy- y describe como Cristo, tras su Resurrección, se apareció a dos apóstoles para infundirles ánimo en su nueva labor de predicadores. Del mismo modo, los jóvenes animaban su peregrinaje con pasajes de este relato de San Lucas, bajo los modernos epígrafes “De volta de todo”, “Non te enteras, colega”, “Xesús entregouse, príngate chaval” y “Misión”,

Ya en la cima, a más de 1.000 metros de altitud, los jóvenes disfrutaban de la panorámica soportando un viento gélido e incluso granizo durante la homilía al aire libre. Llegados de Lugo, Fonsagrada, Navia, Monforte, Chantada, San Clodio, O Sisto, Lalín y Silleda, lucían orgullosos sus pañoletas en torno al cuello, como símbolo de otro orgullo interior, el de la fe, en un tiempo donde ésta no parece prodigarse como antaño.

Celebración anual

Y es que esta peregrinación se realizó por primera vez en 1985 hasta que, hace más de una década cayó en el olvido. Sin embargo, la afluencia de ayer -a pesar de que se esperaba medio millar de personas- permite pensar en la posibilidad de reactivar esta propuesta, “al menos una vez al año”, como apuntaba el delegado de Juventud, Jesús Aira. Y aunque el mal tiempo acompañó gran parte de la jornada, no pudo evitar que el programa se desarrollase tal cual se había previsto. Así, tras la misa se celebró una comida campestre y, por último, actuaciones lúdicas a base de música y teatro. La fiesta no terminó hasta media tarde cuando, cansados pero con el espíritu reconfortado, emprendieron cuesta abajo el camino hasta los autobuses para volver a casa.

Pero no pasará mucho tiempo hasta la próxima cita, pues esta peregrinación marca el comienzo de las actividades destinadas a la juventud que prepara la Diócesis de Lugo de cara a la celebración del Año Santo Jacobeo, en 2010, así como para la Jornada Mundial de la Juventud, prevista para el año 2011 en Madrid.