El Concello de Lalín se enfrenta a una multa de 6.000 euros por los vertidos de aguas residuales que fueron a parar al río Pontiñas a consecuencia del hundimiento de la Avenida Xosé Cuiña, a finales de noviembre. La sanción ha sido impuesta por la Consellería de Medio Ambiente, a pesar del compromiso adquirido en su día para archivar la denuncia, por entender que se trataba de un accidente no achacable al ayuntamiento. El gobierno municipal recurrirá la denuncia ante los tribunales de justicia.

La sanción es la conclusión del expediente abierto de oficio por Augas de Galicia tras producirse el socavón. Al saber que estaba siendo expedientado, el ayuntamiento se había puesto en contacto con la consellería para intentar frenarlo por considerar injusto que se le responsabilizase de un incidente fortuíto. La respuesta del departamento de Manuel Vázquez fue que la actuación se había iniciado de oficio y que se anularía, según desveló ayer el concejal lalinense de Medio Ambiente, Román Rodríguez. Lejos de ser así, una resolución del pasado 4 de marzo impone al concello una multa de 6.000 euros. La sanción es “absurda, porque foi un accidente e quedaran de arquivala”, y levanta “un sentimento de persecución”, refiere el edil y diputado en ciernes.

Por eso, el ejecutivo municipal anuncia un nuevo pleito con Medio Ambiente. “Ímoslle volver a gañar”, proclama Rodríguez, en alusión a otra sanción por el mismo importe, también por vertidos en O Regueiriño, de la que el ayuntamiento había quedado finalmente absuelto. Entonces, el concello pudo demostrar que los restos vertidos eran orgánicos, de tierra procedente de la limpieza de camiones. La consellería no sólo le tuvo que reintegrar los 6.000 euros, sino también los intereses devengados.

No es el único enfrentamiento entre ambas administraciones. Medio Ambiente ha abierto otro expediente por un depósito de residuos sólidos en Rego da Laxe, en un camino que une las parroquias de Bendoiro y Santiso, en una zona de policía fluvial y forestal. En este caso, la sanción que se propone oscila entre 4.500 y 450.000 euros. Pero lo más curioso es que el concello ni siquiera había sido advertido previamente de la existencia de este vertedero, en donde hay residuos agrícolas, de la construcción y otros domésticos.

Según el informe que obra en poder del ayuntamiento -fechado el 28 de enero y recibido el martes-, agentes forestales constataron la existencia del basurero en 2007, conminando a la empresa Tragsa a retirarlo. Esto no sucedió y el depósito siguió creciendo. “Pero a nós non nos informaron -insiste Rodríguez-. E tampouco o localizamos; senón, teriámolo vaciado”. Ahora, sin previo aviso, Medio Ambiente le expediente y le amenaza con hasta 450.000 euros de sanción por una infracción de la ley de aguas. “Por que non multa a Tragsa, que está avisada desde 2007?”, inquiere el responsable municipal de Medio Ambiente.

El gobierno local estudiará la presentación de una demanda penal contra los dos agentes que firman esta resolución por considerar que existe una “persecución” contra el Concello de Lalín, “co agravante de que non fixeron nada contra Tragsa”. Según Rodríguez, lo lógico hubiese sido que la consellería investigase la autoría de los vertidos y, en caso de no hallar responsable, avisase al concello de su existencia para que lo limpiase; a partir de ahí, si la administración local no actuaba, sería cuando cabría la sanción. Pero el modus operandi revela una “mala fe enorme”, subraya el edil.

Llegan las primeras vigas para el puente de Xosé Cuiña

En la tarde de ayer llegaron a la Avenida Xosé Cuiña las primeras vigas para construir el puente en el tramo afectado por el socavón de noviembre. En concreto, fueron cuatro las estructuras transportadas ayer hasta Lalín, mientras que las cinco restantes llegarán el lunes. Los materiales proceden de Outeiro de Rei (Lugo) y su traslado se retrasó debido a que en las jornadas de Semana Santa no se permitían transportes especiales de mercancía. En todo caso, empresa y autoridades locales confían en mantener los plazos y reabrir al tráfico Xosé Cuiña en la primera semana del mes que viene. Una vez que se coloquen las vigas, se pondrá la parrilla, se echará hormigón de tirado rápido y aglomerado; luego se colocarán las barandillas y se pintará para reabrir la carretera. Este proceso podría durar entre 15 y 20 días.

El proyecto de la obra contempla la separación de aguas pluviales y fecales. De este modo, se confía en evitar que se reproduzcan episodios como el vivido la pasada semana, cuando se produjo un vertido de aguas residuales en el entorno del cauce fluvial.