Puntuales, a las 11.00 horas los 18 componentes del grupo bretón Bagad Tréguier entraban en la Praza do Concello de Agolada interpretando una pieza de música tradicional. En la comitiva figuraban además miembros del grupo anfitrión, Bico da Balouta, que en noviembre de 2007 visitó esta localidad francesa, así como miembros de Amigos dos Pendellos, como Manuel Busto o Xosé Vázquez Pintor. No estaban, sin embargo, representantes de la corporación local, pese a que estaba prevista una recepción oficial en el consistorio.

El alcalde, Ramiro Varela, había excusado su ausencia por una reunión prevista para una hora más tarde en Lalín, y sólo la teniente de alcalde, Margarita Varela, acudió en su lugar a saludar a los bretones cuando el discurso de invitados y anfitriones estaba ya a punto de terminar. Faltaron, también, miembros del PSOE y del BNG, que no fueron avisados oficialmente de este evento, “ao igual que tampouco se nos avisou da entrega dos títulos de propiedade da parcelaria de As Trabancas”, el pasado día 7. Con un escueto “espero que disfruten de los parajes de la zona”, Varela entregó una placa conmemorativa a los bretones, que devolvieron el detalle con una fotografía de Tréguier así como una medalla de la ciudad.

De nuevo en la plaza, los 50 alumnos del colegio público fueron el público del segundo recital en la zona, para acompañar a los bretones en un recorrido por los pendellos en los que Manuel Busto ejerció de guía. “Es una excelente oportunidad para que los niños de Agolada conozcan otras culturas diferentes y un poco más de la suya propia”, explicaba Marc Rebeillerd, uno de los componentes del grupo que no dejaba de sorprenderse por la estructura y materiales del recinto ferial. Rebeillerd también comparaba la única vía romana que pasa por Tréguier con los dos caminos que dieron origen a los primeros asentamientos de Agolada. El propio Busto explicaba a agoladenses y bretones que el cruce de los caminos que procedían del puente medieval de Vilariño (construido en el año 814) y del puente de Pedroso, de idéntica fecha y que conduce a Ventosa y Curtis, fue el enclave de las cinco primeras viviendas de Agolada: la “Pousa de Auga Levada”, levantada en 1519 para dar agua a los caminantes y que aún conserva una chimenea a modo de torreón; la Casa do Caldeireiro, propiedad de un asturiano que también abriría el primer servicio de transporte de viajeros en carromato; la estafeta de correos con cantina y caballeriza -y cuyo solar ocupa hoy una construcción reciente-; la Casa do Escribano, en la que Ramón Barrio de Losada realizó los trámites para cambiar en el siglo XVIII la feria de Trabancas al recinto de Os Pendellos y, por último, la Casa da Audiencia, que servía a la vez de cárcel, junta de representantes políticos y cuartel. Todos se sorprendieron de que la vivienda aún conservase los grilletes y cadenas, así como una caballeriza con capacidad para 14 animales.