La modernización y humanización del casco urbano de Lalín pasa por la peatonalización de todo su centro, esto es, el eje longitudinal que forman las calles Principal y Joaquín Loriga. Así lo cree el alcalde Xosé Crespo, quien, sin embargo, baraja la reapertura al tráfico de la calle Colón ante la presión que está teniendo por parte de algunos comerciantes y de los taxistas, que quieren mantener su actual parada en la Praza da Torre.

El alcalde se negó ayer a hablar sobre las conversaciones que mantiene con comerciantes y taxistas del entorno de la calle Colón. Aunque no hay unanimidad, sino “opinións para todos os gustos”, Crespo ha detectado una postura mayoritaria. “A opinión da maioría xa a teño clara, pero quero esperar” a concluir la ronda de contactos antes de hacer pública una decisión definitiva. “Con algúns xa falei e con outros fareino en breve. Ao que os escoite a todos, decidirei; sempre é complicado”, declaró. Algunas voces apuntan al peligro que supondría la reapertura de Colón para la seguridad vial, sobre todo en el acceso peatonal desde las galerías. Además, obligaría a eliminar o dejaría mal parado uno de los símbolos de Lalín, la estatua del cerdo.

El regidor municipal considera que a largo plazo deberían cerrarse a la circulación rodada, no sólo esta pequeña calle -que ya lo está desde hace años, salvo para taxistas y transportes que efectúan carga y descarga-, sino también la totalidad de las rúas Principal y Joaquín Loriga, así como Wenceslao Calvo Garra. Y, por supuesto, se mantendría cortada la Praza da Igrexa; en este caso, se habían llegado a adquirir bolardos mecanizados para permitir el acceso a residentes y emergencias, pero siguen sin colocarse, lo que permite el tránsito de algunos conductores que desoyen las indicaciones. Otra de las medidas que baraja la alcaldía es convertir Luis González Taboada y B en calles de un único sentido, aunque no se aplicará hasta que esta segunda vía se haya humanizado.

La peatonalización del centro permitiría crear una gran manzana libre de coches, contribuyendo así a una humanización que, a juicio de Crespo, no se consigue “simplemente con anchear as beirarrúas”. La idea de futuro que maneja el regidor municipal coincide con las líneas generales por las que se regía el plan de tráfico elaborado por la concejala Nuria Rodríguez Carral antes de que le fuesen retiradas las competencias en la materia. En ambos casos se apuesta por la peatonalización para dinamizar el centro, siguiendo el modelo impuesto en la práctica totalidad de las principales ciudades gallegas.

Las diferencias de criterio existentes en el seno del gobierno local a la hora de entender la humanización del casco urbano mantienen bloqueda la aprobación de un plan de tráfico prometido desde hace casi una década. Por eso, el alcalde decidió asumir las competencias en la materia, aunque se equivocó -como él mismo admite- al reabrir un debate que ya había sido zanjado hace años y en el que incluso había logrado el apoyo de la oposición política. La consulta a empresarios del entorno no es entendida por gran parte de la sociedad lalinense, que se considera con los mismos derechos a opinar sobre la ordenación de un espacio público a cuyo mantenimiento contribuye y del que puede usar y disfrutar, con independencia de su lugar de trabajo o residencia.