Referencia culinaria inexcusable para los estradenses, la cocinera local Nieves Feros acaba de publicar su tercer libro, "Cociña caseira galega", en Baía Edicións. El volumen, que fue presentado ayer en A Estrada, recopila 280 de sus mejores recetas con la intención expresa de poner la cocina tradicional gallega al alcance de todos. Son recetas sencillas que promocionan los productos agroalimentarios autóctonos y los aderezan con el sabio y particular "toque" personal de una experta cocinera de cuya solera hablan los 30 años que pasó entre fogones.

Pero aunque hoy cocine como los ángeles, Nieves Feros constituye el ejemplo vivo de que cocinar es un arte que se aprende. Nacida en Remesar hace 65 años, admite que en nfancia y juventud "cociñar non era o meu fuerte". Buscando un futuro mejor que el que podía ofrecerle el trabajo en el campo, con 24 años emigró a Alemania. Allí conocería a su marido y tendrían su primer hijo, permaneciendo en el país germano durante 11 años. Con humor, recuerda que entonces no destacaba por sus habilidades culinarias y que su marido, cuando años después se convirtió en una experta cocinera, acostumbraba a decirle: "agora si que sabes... porque antes... polo estómago non me conquistaches".¡

Ya de regreso en A Estrada , Nieves encontraría su auténtica vocación. Buscaba trabajo cuando supo que el mítico restaurante Nixon buscaba pinche de cocina. Así empezó. Haciendo gala de su sencillez admite, agradecida, que con Manolo y Tito Nixon así como con sus cocineros Dionisio y Alberto aprendió la base de la alta cocina. Pero después fue por otros derroteros y optó por la cocina tradicional.

Enseñando a cocinar a amas de casa y niños le tomó gusto a elaborar platos a los que "todo o mundo lle puidera chegar". Apartada momentáneamente de su oficio por un hijo, tan pronto como pudo volvió a cocinar. Trabajó3 años en la residencia de A Estrada, algo más de 3 en el centro ocupacional de Saiar y más de una década en La Bombilla. De sus jefes en este restaurante, dice que son "moi boa xente" y que le ayudaron mucho. Por eso, hoy suele visitarles para compartir un café. Y es que, de sus años entre fogones, a Nieves le quedan "moi bos recordos" y mucha sabiduría por compartir.