Silvia Pampín / A Estrada

Sabucedo cerró en la pasada jornada una edición impactante de su Rapa das Bestas. Zanjaba así tres vibrantes curros que le hacen crecer en leyenda. Con la tranquilidad de saber que ninguno de los aloitadores resultó herido grave pese a la espectacularidad de los golpes recibidos, el presidente de la Asociación Rapa das Bestas, Javier Quintillán, valoró ayer muy positivamente la última edición de la fiesta y destacó que, finalmente y pese a lo que se llegó a temer el sábado, la parroquia no tuvo al Santo de espaldas. Siente que estuvo con ellos y que evitó daños mayores pese a que se produjeron "golpes moi impactantes" que hicieron enmudecer al público.

Afortunadamente, la coz recibida el sábado por el aloitador Santiago Obelleiro -que el pasado año ya había necesitado ser trasladado en helicóptero a un centro hospitalario por otra lesión- y el golpe contra el muro del estadio que ocasionó dos brechas en la cabeza a un aloitador que quedó casi inconsciente se quedaron en un susto. En este punto, Quintillán quiso agradecer la eficacia de los servicios sanitarios y muy especialmente la colaboración y el interés del doctor Francisco de Prada y su equipo por la salud de los aloitadores.

Gladiadores pura sangre en un circo repleto de crines y arena, son conscientes de que el riesgo forma parte del espectáculo. De su noble lucha con la yeguada de O Santo brota la pasión que cada año a principios de julio atrae a un público muy variopinto a Sabucedo. De hecho, según la organización, a lo largo de todo el fin de semana pasaron por la parroquia más de 25.000 personas. Esta cifra supone un leve descenso en relación a la registrada el pasado año, circunstancia que la parroquia achaca al mal tiempo atmosférico registrado el viernes y a primera hora del sábado, que mermó la afluencia de campistas.

Ahora bien, ayer, muchos vecinos de la comarca se desplazaron hasta Sabucedo para disfrutar desde el graderío del último curro de la fiesta, cada año más multitudinario. Entre los asistentes estaba el varón de mayor edad de Sabucedo, Antonio Monteagudo, de 93 años. Sentado en la grada, ayer disfrutó del espectáculo como no podía hacer cuando era joven. Y es que, según apuntó, entonces regentaba un bar y los días de la romería -declarada de Interés Turístico Internacional el pasado año- servía comidas y atendía los aparcamientos en que se convertían y aún se convierten sus fincas. Heredero de una tradición ancestral que vivió desde que era niño, recuerda que las crines que ahora alfombran el suelo del curro en su juventud se subastaban a la salida de misa y, tras ser cocidas y retorcidas, se convertían en el relleno de los colchones de los vecinos de la parroquia.

Ésta sigue manteniendo viva una fuerte tradición que perdura pero, a la par, va modernizándola para garantizar la salubridad y el bienestar de las reses. La Asociación Rapa das Bestas ha dejado de cortar las orejas para marcar a sus reses y opta por microchiparlas y dotarlas de crotal, acometiendo una desparasitación integral interna y externa de los animales que redundará en una mejora de su calidad de vida.

Ayer, los rayos de sol que por momentos se asomaban entre las nubes hacían destellar el pelo de los animales, bien alimentados por el buen pasto que propiciaron las lluvias de los últimos meses. Su vigor quedó claro en el enfrentamiento entre garañones que suscitó la emoción del público. El público vibró y aplaudió especialmente la actuación de las tres jóvenes aloitadoras que ayer saltaron a la arena. La vecina de Quireza Esperanza Bravo, de 16 años, y las jóvenes Paula Quintillán y Alba Pérez (de 19 y de 20 años, respectivamente) arrancaron los aplausos cuando, ayudadas por veteranos aloitadores, contribuyeron a romper tópicos, ayudando a "rapar" a la yeguada de O Santo. Se convirtieron en objeto predilecto de los objetivos de los fotógrafos que se daban cita en el concurso de fotografía. Tras reunir a las reses en el cierre de Os Miñós para que encontrasen a sus crías, la asociación las soltó en torno a las 18.30 horas, acompañándolas más allá del cierre de A Espiñeira para evitar accidentes de tráfico.

La valoración positiva de la fiesta no impidió ayer que la organización subrayase su aspiración de mejorar las infraestructuras de que dispone la parroquia con ayuda de concello y Xunta. Le interesa mejorar las condiciones de las zonas de acampada y aguarda con ilusión el próximo inicio de las obras de creación de la ruta de los molinos, en la que la Consellería de Innovación e Industria y la Dirección Xeral de Turismo invertirán 315.000 euros.

Contribuirá a reforzar la oferta etnográfica que Sabucedo ya viene ofreciendo a sus visitantes.Así, en el festival folk del domingo, Mac Feck y Trepia sorprendieron con impactantes instrumentos musicales como una gaita búlgara, un contrabajo hecho de palo, una zanfona e incluso azadas que emitieron sonidos musicales tañidas con piedras.