El Concello de Lalín está preparando, en absoluto secreto, un proyecto para la reforma y la puesta en valor del observatorio que se encuentra en el recinto del Museo Municipal Ramón María Aller Ulloa. Por el momento, no han trascendido muchos detalles de esta iniciativa, pero básicamente se trata de mejorar el observatorio, ya que la reciente reforma de la pinacoteca ha dejado algunas lagunas en su imagen exterior.

En principio, el proyecto del concello, que es bastante ambicioso, pretende dejar al descubierto la antigua cúpula eliminando la actual chapa metálica que la recubre. De hecho, esta plancha levantó bastantes críticas tras la reciente remodelación del museo y entre las mismas había algunas de miembros del propio ejecutivo lalinense.

En este sentido, en la jornada de ayer un equipo de técnicos de una empresa coruñesa estuvieron en el recinto para determinar la viabilidad de sacar la plancha metálica y de estudiar todas las opciones.

No obstante, es posible que la reforma vaya más allá e incluso se aspire a darle más funciones que la monumental al propio observatorio. En este sentido, el responsable del Observatorio Astronómico Ramón Aller de la Universidade de Santiago, José Ángel Docobo, admitió que están colaborando con el Concello de Lalín para llevar a cabo un proyecto "ambicioso e bonito". Eso sí, evitó entrar en más detalles, ya que aún se están empezando los trámites.

El proyecto de mejora del observatorio que en su día utilizó el insigne lalinense que da nombre al museo es de gran calado pese al secretismo de los detalles, ya que el alcalde, Xosé Crespo, no lo ha delegado por el momento en ninguno de sus concejales y se encarga personalmente de realizar las gestiones con la universidad compostelana.

Esta actuación se produce apenas tres años después de que el Concello de Lalín efectuara una reforma integral del museo municipal. Estos trabajos sirvieron para mejorar el interior del edificio ganando en funcionalidad y para abrir una enorme galería acristalada que concede una gran luminosidad. En aquella obra también se acondicionó el espacio exterior y se reformó el observatorio, que mejoró en estética gracias a la recuperación de la piedra. Eso sí, su cúpula quedó cubierta por una plancha de acero que siempre tuvo pocos adeptos y además su vista se ve coartada por la presencia de un alero también metálico.

Ahora, se pretende corregir esta deficiencia para seguir mejorando el museo, que cada vez está ganando más peso con las distintas actividades en torno a la figura de Laxeiro y las que generan el resto de artistas plásticos de la zona. De hecho, la capital dezana afrontará el próximo año un nuevo reto con la celebración de una nueva edición de su bienal artística.