Silvia Pampín / A ESTRADA

El lobo masacró en la noche del sábado al domingo a un rebaño de ovejas que pernoctaba en un recinto vallado con un cierre electrificado, sito justo a escasos metros de las casas del lugar de Golfariz, en la parroquia estradense de Pardemarín.

El propietario de los animales, Manuel Pose se dio cuenta de lo ocurrido a las 8.00 horas de ayer, cuando se dirigía al recinto para dar de comer a sus ovejas. Se encontró con un espectáculo dantesco. Dos ovejas y un cordero yacían muertos, otra oveja estaba moribunda y 6 más malheridas. A su alrededor había restos que hablaban de una feroz cacería, como restos de sangre en las columnas del cierre resultado de los golpes que debieron producirse cuando los animales trataban de huir de su feroz visitante. Todos los animales presentaban mordeduras en el cuello pero tan sólo uno fue devorado. Se trata de un cordero de 4 meses de vida, parte de cuyo costillar debió intentar llevarse el lobo por la cancilla de 1,60 metros sobre la que los dueños del rebaño suponen que debió saltar, tras trepar por esta zona aprovechando sus características, al estar ubicada entre dos viviendas del lugar. Las reses que sobrevivieron precisaron atención veterinaria para ser cosidas y tratadas de sus heridas.

A la tercera fue la vencida

No era la primera vez que el lobo intentaba atacar a este rebaño. Estaba protegido por dos cierres. Bajo el primero -de chitos y alambre- ya había intentado infructuosamente realizar un agujero hace dos años. Dos días después volvió a intentarlo también sin éxito. Para entonces, los propietarios de los animales, Manuel Pose y Fina Muras, ya habían electrificado el cierre interior, que delimita una zona de aproximadamente 30 por 40 metros de superficie. Tenían los animales para mantener limpia la finca donde está ubicada su vivienda y, a la vez, para autoconsumo.. Ayer, llamaron al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y hoy tienen previsto denunciar lo ocurrido ante la Consellería de Medio Ambiente para tramitar la indemnización que les corresponda. Sin embargo, lo que no podrán es olvidar el suplicio que saben a ciencia cierta que vivieron las ovejas que criaron con esmero. Además, al producirse el ataque tan cerca de las casas, el temor al lobo se ha extendido por Golfariz.