Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Cómo recorrer a pie la historia de Vilagarcía

Un itinerario por el centro combinado con el "Vaiapé" anima a vecinos y turistas a caminar y adentrarse en el pasado de la ciudad

Álvaro Carou, Paola María y Alberto Varela presentaron ayer la renovación de la Ruta Histórica. // Iñaki Abella

El casco urbano de Vilagarcía goza de una orografía llana que permite recorrerlo caminando sin dificultad. Esta es la baza con la que juega el gobierno municipal para poner en marcha el "Vaiapé!", un "metrominuto" que recoge las distancias y tiempos de recorrido a pie entre distintos puntos de interés de la ciudad. Para hacer esta iniciativa de movilidad más atractiva, el equipo de Alberto Varela la ha combinado con la Ruta Histórica que ya existía desde 2005, pero que necesitaba una renovación. De ahí que el Concello haya editado paneles nuevos en los que vecinos y turistas pueden contemplar la transformación de Vilagarcía y sus principales hitos históricos, y a su vez observar los itinerarios del "Vaiapé" para fomentar los desplazamientos a pie por la ciudad.

Las mesas informativas están repartidas en catorce puntos de la ciudad. Son la Plaza de Ravella, la de Independencia, la de Galicia, la calle Castelao, Plaza de España, río de O Con, Vista Alegre-Castro Alobre, parque botánico Enrique Valdés Bermejo, plaza de abastos, A Peixería, O Castro, A Baldosa-Valentín Viqueira, Alameda y avenida de A Mariña. La ruta es circular, por lo que se puede comenzar en cualquiera de las paradas.

En los paneles se pueden ver fotografías antiguas y reseñas sobre el pasado de Vilagarcía redactadas por el historiador Manuel Villaronga. El diseño es autoría de Rocío Lueiro. Los textos están en gallego y castellano.

El alcalde, Alberto Varela, acompañado de los concejales de Turismo y Mobilidade, Álvaro Carou y Paola María respectivamente, eligió los jardines de Ravella para presentar la ruta que se ensambla con el "Vaiapé". Esa plaza fue el resultado del primer "ensanche" de Vilagarcía a finales del siglo XIX, justo coincidiendo con la declaración del puerto de interés general del Estado (1888).

Tanto la plaza como el propio consistorio se erigen sobre el antiguo Campo de Cabritas, una dehesa real cuyo "derecho de paso" ostentaba el Marquesado, según relata Villaronga. Con la compra de ese derecho por 25.000 pesetas, Vilagarcía abrió una nueva etapa en su historia, construyendo por 105.000 pesetas la casa consistorial. En ambos casos hubo que recurrir a un crédito de unos ricos comerciantes de Santiago.

El consistorio fue diseñado por Domingo Sesmero, que se inspiró en la Casa do Concello de Pontevedra que había proyectado su hijo, también arquitecto, Alejandro Sesmero.

Con respecto a la Plaza de Ravella, no adquirió este nombre hasta julio de 1896, y lo hizo en honor a Francisco Ravella i Arenas, un armador de origen catalán que llegó a la Alcaldía en 1881 y solo la ostentó durante cuatro años debido a su muerte. Era sobrino de un anterior regidor que construyó la primera traída de aguas del municipio, José Bargés.

Hasta 1896 a la Plaza de Ravella se le llamaba "Mayor". Algo similar ocurrió con la Plaza de Galicia, que tuvo varias denominaciones a lo largo de su historia. Aunque hasta finales del siglo XIX ni siquiera existía, pues el mar llegaba hasta O Castro y hasta los pies de la Iglesia Parroquial, que se conectaba con el Pazo de Vista Alegre por un largo puente de piedra.

El nombre más antiguo fue la "Plaza del reloj" por el reloj procedente del convento de Herbón que presidía la plaza. Debido a la construcción de la nueva carretera a Cambados en 1880 (por donde hoy transcurre la calle peatonal Castelao), la torre fue derribada y el reloj trasladado a la iglesia.

La plaza pasó a llamarse "del Sol", después "de la República" y en la dictadura se dedicó a Calvo Sotelo. Fue en democracia cuando el actual centro neurálgico de Vilagarcía adoptó la denominación de Plaza de Galicia. Popularmente durante décadas también se le llamó Plaza del Obelisco, un elemento que decoró el lugar desde los años treinta hasta los setenta.

La actual configuración de la plaza se adoptó en 1931 con la eliminación de unas casas de planta baja que la dividían en dos y otra edificación que estrechaba el paso hacia Rey Daviña.

Otra de las paradas de la Ruta Histórica es la Plaza de la Independencia, denominada así en honor a los vilagarcianos que defendieron a la ciudad de la invasión francesa de 1808. Durante siglos fue el centro comercial de la ciudad (se denominaba Plaza del Mercado), con la Alhóndiga en la que se realizaba el mercado semanal, ya que no fue hasta 1929 cuando se inauguró la actual plaza de abastos.

La desecación de las marismas sobre las que se asentaba Vilagarcía supuso la creación de distintos enclaves, como la Plaza de Galicia y también la de España, que se urbanizó a a finales del XIX. Con esas obras el puente que unía la Parroquial con el pazo quedó cegado (hoy en día solo se conserva un pequeño tramo al final de la calle Arzobispo Andrade) y así nació la actual plaza, bajo el nombre de "Campos Elíseos" para posteriormente rebautizarse como plaza de la Iglesia. En 1904 acogió la fuente que hasta entonces estaba en la Plaza de Ravella.

Muy cerca se encuentra el pazo de Vista Alegre, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1980. Es el único pazo de Vilagarcía catalogado Monumento Histórico Artístico. En el siglo XV García de Caamaño decidió construir una torre en este lugar. Pasados los años, un incendio destruyó la edificación, que daría lugar al actual pazo, levantado en 1545, cuando se instituyó el Mayorazgo de Vista Alegre por iniciativa de Álvaro de Mendoza y Sotomayor, nieto del fundador, pero sobre todo por empeño y ayuda económica de su hermano, Rodrigo de Mendoza, abad de Teverga (Asturias) y capellán de Carlos V. Durante más de cien años Vista Alegre tuvo dos torres hasta que un rayó derribó la sur. En 1645 un nieto de don Álvaro, Fernando de Andrade (arzobispo de Santiago), ordenó construir el convento de las monjas agustinas. Fue entonces cuando la torre se levantó de nuevo, pero ya sobre el nuevo convento.

Compartir el artículo

stats