Hace días se daba cuenta de todo un acontecimiento de valor científico, como era la identificación de BM006-2019, una gran ballena azul localizada en las Rías Baixas el mes pasado que ya había estado en las mismas aguas hace un año. Pues bien, ahora puede decirse que no es la única. La comunidad científica ha constado la presencia en Galicia de otro ejemplar que también repite presencia, lo cual parece demostrar que el animal más grande del planeta ha incluido esta zona en su ruta migratoria habitual en busca de alimento.

Una vez más hay que apuntar el tanto al Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), que a través del proyecto de investigación "Balaenatur", financiado por el Gobierno de España, está arrojando luz para conocer los hábitos del entrañable pero, a la vez, desconocido cetáceo.

Su director, Bruno Díaz López, confirma que su equipo, tras revisar las fotografías y todos los datos disponibles, está en condiciones de asegurar que "una segunda ballena azul ha visitado Galicia en dos años diferentes".

Se trata de BM004-2018GAL, una ballena azul que ya había sido vista, fotografiada y filmada en la costa gallega en agosto y septiembre del 2018 y que ha vuelto a aparecer el mes pasado, lo cual lleva a Bruno Díaz a resaltar que "es realmente importante poder saber que ya son dos las ballenas azules que muestran preferencias por las aguas gallegas", puesto que puede tratarse de una pauta generalizada que quizás vaya en aumento en próximos veranos.

En relación con estos avistamientos, pero atendiendo a su labor de divulgación y en su afán por concienciar a la población, el BDRI explica el modo en que se efectúa la identificación de los mamíferos marinos que, cada año con más notoriedad, pueblan las aguas gallegas.

"Para identificar ballenas azules de forma individual tomamos fotografías en un ángulo perpendicular a los patrones de pigmentación en el cuerpo del animal", explica Bruno Díaz.

Aclara también que "debido a su enorme tamaño, se necesitan dos o tres fotografías de cada flanco, de forma que la primera cubra el espiráculo, hasta la mitad del cuerpo, y la segunda y tercera muestren desde ese punto hasta la aleta dorsal y el pedúnculo caudal".

Esos patrones de pigmentación son algo así como el equivalente a la huella dactilar del ser humano y "varían desde el marrón claro en un pigmento de fondo predominantemente marrón oscuro o gris, hasta el inverso, donde se encuentra un patrón marrón oscuro sobre fondo claro".

Lo que se hace es "fotografiar ambos lados, porque el patrón de pigmentación es simétrico pero no idéntico".

Gracias a este trabajo de fotoidentificación se elabora una base de datos que permite diferenciar a cada ejemplar y hacer estimaciones sobre la mayor o menor abundancia de cada especie, sus preferencias, hábitos y otros aspectos que resultan cruciales para su conservación.