Aprovechando las mareas vivas, las mariscadoras de Amarcarril ofrecen este fin de semana dos rutas especiales a Cortegada, ya que los visitantes no se trasladan a la isla en embarcación (como suele ser habitual), sino que van a pie. Y lo hacen por el Camiño do Carro, un canal que la bajamar deja al descubierto.

La convocatoria fue todo un éxito. Más de cincuenta personas llegadas desde distintos puntos de Galicia se dieron cita en la fachada marítima de Carril, a la altura de A Rosa, para comenzar la esperada visita. Aunque el cielo estaba encapotado, aguantó sin llover.

Rita Vidal y Guadalupe Jueguen, "Pupe", se encargaron de guiar a los turistas. Ambas son originarias de Carril, pertenecientes a familias que siempre han vivido del mar, de los peculiares parques de cultivo que albergan las aguas carrilexas, donde crece su afamada almeja. También trabajan como mariscadoras y son guías oficiales del Parque Nacional Illas Atlánticas al que pertenece Cortegada, junto con las islas de Sálvora, Ons y Cíes.

Así, además de contarles la historia de Cortegada, de cómo los vecinos lucharon para que la isla volviese a manos públicas, Rita y Pupe también informaron a los turistas de las peculiaridades de la isla (como su bosque de laureles) y de la arraigada tradición que el territorio insular tiene y tuvo en la vida de los carrilexos.

Sin ir más lejos, ellas mismas, cuando eran niñas, jugaban en Cortegada mientras sus padres trabajaban en los viveros. "Era como nuestra guardería", recuerda Rita Vidal, de Amarcarril. Allí cogían mejillones y, sobre todo, disfrutaban de su niñez. "Cada familia de Carril, aún a día de hoy, tiene por tradición su sitio reservado en Cortegada. La isla es pública y nadie te va a echar, por supuesto, pero entre la gente de Carril nos respetamos los sitios", dice la mariscadora.

Los visitantes se quedaron impresionados con la belleza de la joya carrilexa y también con la historia que atesora.