Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Furtivos de bañador, una plaga que no da tregua a vigilantes y mariscadoras de A Illa

La Cofradía isleña controla con tan solo nueve guardas sus 80 playas, 37 kilómetros de costa y demás bancos marisqueros

La playa de O Bao, donde conviven el marisqueo y la Bandera Azul, es el lugar donde se ha sorprendido a más furtivos de bañador. // I. A.

No se trata de un problema nuevo, pero el furtivismo de bañador se está convirtiendo en un severo problema para la Cofradía de el furtivismo de bañador A Illa, donde, cada día, tienen que enfrentarse a algún turista, o no tan turista, para evitar que esquilme unos kilogramos de marisco que pueden resultar determinantes en el futuro económico de los socios de la entidad. Las campañas de información y la cartelería a pie de playa son dos métodos que se han empleado, pero que no han dado el resultado aguardado, ya que se sigue "cazando" a furtivos de bañador casi a diario.

Así lo reconoce el patrón mayor de A Illa, Juan José Rial Millán, al asegurar que "vigilantes y mariscadoras tienen que redoblar esfuerzos cada verano para evitar que nos quedemos sin marisco de muchas playas, porque hay algunos que se deben creer que las almejas nacen en esa zona por casualidad, cuando somos los mariscadores los que nos esforzamos en que esos arenales sean productivos". Millán reconoce que su labor de vigilancia "no resulta una tarea sencilla".

No en vano, A Illa cuenta con unas 80 playas o pequeñas calas y, en la mayor parte de ellas, existe producción marisquera. Están distribuidas en 37 kilómetros de costa, a los que hay que sumar los bancos marisqueros que gestiona el pósito. "Con tal cantidad de territorio y tan solo nueve vigilantes es complicado dar abasto", reconoce el patrón mayor. A este territorio se ha sumado ahora el de Areoso, donde los vigilantes llevan años controlando que las embarcaciones que acuden a la zona no traspasen las boyas perimetrales allí instaladas.

En este verano, por si fuese poco, "nos hemos encontrado con gente que se dedicaba a extraer marisco en Areoso, por lo que ahora tenemos que dejar un vigilante en tierra de vez en cuando para que intimide a aquellos que, además de disfrutar de las playas del islote, se quieren llevar marisco y evitar que el descontrol también se traslade a esa zona", una de las más importantes para la Cofradía de A Illa por la gran diversidad de especies que posee.

Los puntos donde más intervenciones han realizado los vigilantes ha sido en playas como Camaxe o Xastelas, donde se concentra gran parte de los visitantes de los arenales. "Insultos, amenazas de todo tipo, son cosas que las mariscadoras y los vigilantes aguantamos casi a diario", explica Millán. En este mes se han encontrado con situaciones de todo tipo, desde unos franceses que estacionaron su autocaravana en las inmediaciones de una playa y se pusieron a recoger marisco con la excusa de que no entendían gallego ni castellano, hasta un vecino de la comarca que "se sentó en la playa y se puso a comer las almejas crudas delante de los vigilantes, en plan provocador". Una de las cosas que más duele al patrón mayor es que "muchos de estos furtivos de bañador, sabiendo que están haciendo algo ilegal, mandan a sus hijos de corta edad con el cubo de playa a recoger las almejas, y cuando les sorprendes, se excusan en que es el niño".

Aunque las cuentas son difíciles de hacer, Millán estima que el porcentaje que se llevan afecta a la producción anual de almeja de A Illa acaba siendo "limpiada" por los furtivos de bañador, una cantidad importante si se tiene en cuenta que puede haber mortandades o zonas en las que la producción baje por cualquier circunstancia.

No todo es negativo, ya que la Cofradía se ha encontrado con mucha gente que ha colaborado a la hora de identificar a las personas que se encontraban en las playas retirando el marisco. Eso sí, "deberían hacer alguna foto o vídeo que permita identificar a las personas, porque muchas veces, cuando el vigilante o las mariscadoras llegan a la zona se encuentran con que ya lo ha arrojado o lo ha escondido; si contamos con esa prueba gráfica, el vigilante puede cursar una denuncia y esa persona puede ser sancionada".

La única cuestión positiva en lo que respecta a los furtivos es que la presión de los llamados "profesionales" en A Illa casi no existe. "Tenemos algunos autóctonos que, más o menos, puedes localizar e identificar, pero en su día trataron de introducirse aquí lagunas de las bandas organizadas de otras zonas, pero conseguimos evitarlo gracias a los vigilantes y a las fuerzas y cuerpos de seguridad".

Compartir el artículo

stats