Los cosecheros de vino tinto de Barrantes han iniciado la vendimia, aunque de forma más tímida que en el caso del albariño. La producción es similar a la de 2019, cuando se estima que bajó un 30 por ciento con respecto a la del año anterior. Eso sí, la uva se encuentra en buenas condiciones, apuntan los viticultores consultados por FARO.
La variedad tinta híbrida de Barrantes, o "folla redonda", es más resistente a las inclemencias meteorológicas que la albariña, y esta es una de las razones por las que los cosecheros acostumbran a tomar con más calma la recolección del fruto. Además, en este sector no existen los requerimientos de las bodegas, que exigen que se vendimie en el momento exacto en el que la uva tiene el nivel de maduración que los enólogos quieren, de ahí que lo más habitual es que los agricultores recojan primero el albariño y después el tinto.
Andrés Otero es uno de los cosecheros que ha iniciado la recolección. Afirma que la lluvia de la tercera semana de agosto mejoró mucho la uva, y que la graduación alcohólica probable del tinto tipo Barrantes se situará entre los 11 y los 12 grados.
La "folla redonda" es una variedad híbrida típica de O Salnés, donde se cultiva desde finales del siglo XIX. Los agricultores empezaron a plantarla después de que una plaga de filoxera arrasara los viñedos autóctonos, y la gran resistencia de la nueva planta y la calidad de los caldos resultantes hizo que se popularizase mucho. Hoy, están en marcha los trámites para decidir si se puede autorizar o no oficialmente la variedad y la producción comercial de sus vinos.
Otro productor destacado de Ribadumia es José Barros. En su caso, ha optado por esperar. Estos días recoge el albariño, y empezará con el tinto la semana próxima. "Por el momento parece que no hay peligro de que venga mal tiempo, así que prefiero esperar un poco más para vendimiar el tinto".
Tanto él como Andrés Otero coinciden en que la uva ha resistido bien los ataques de mildiu que se produjeron en primavera, gracias a la gran resistencia de la "folla redonda". Barros destaca que las precipitaciones agosto fueron las justas para hidratar el fruto sin llegar a romperlo por exceso de agua.
