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El sector del pulpo asume que en el futuro habrá vedas más largas y reclama ayudas

Las cofradías están a la espera de reunirse con la nueva Consellería do Mar para diseñar la campaña de 2021 - Urgen un estudio científico como primer paso para trabajar

Un comprador examina un pulpo en la lonja de Cambados. // Noé Parga

La veda del pulpo en 2021 será más larga que la de este año (que fue únicamente de un mes) y probablemente supere también los dos meses que se establecieron durante los últimos ejercicios. Tras la debacle de capturas de la presente campaña, los pescadores dan por hecho que en el futuro inmediato será necesario dar un descanso mayor al cefalópodo, y pedirán a la Xunta que apruebe ayudas económicas al sector. Sin ayudas, avisan, los armadores se verían empujados a trabajar con otras artes, y la crisis del pulpo derivaría en otras similares con la nécora o la centolla.

Las existencias de pulpo en la costa gallega fluctúan de año en año, y periódicamente se dan campañas de gran escasez. Los pescadores lo saben, pero lo que ha hecho saltar todas las alarmas este verano es que el descenso de capturas ha sido excepcionalmente alto. Hasta finales de agosto, únicamente se había pescado un 10 por ciento del pulpo de hace un año.

Algunos patrones mayores afirman en voz baja que pudo ser un error rebajar la veda de los dos meses habituales a uno solo. El sector pidió a la Xunta de Galicia la medida la pasada primavera para tener un pequeño colchón en caso de que la crisis del coronavirus se convirtiese en un tsunami. Pero los representantes de las federaciones discrepan de esta opinión.

El presidente de la federación de pósitos de Pontevedra, José Manuel Rosas, afirma que, "en el pasado ya hubo vedas de un mes, y hasta hubo años sin veda y nunca pasó lo de este año. Aquí han tenido que influir factores, meteorológicos o ambientales".

José Antonio Pérez, que es el presidente de la Federación Galega de Confrarías, opina lo mismo. "Lo de este año no es normal, porque el pulpo desapareció por completo de un mes para otro. Una cosa es pescar poco, y otra muy distinta es no pescar nada. En el mar están pasando cosas anormales".

Por ello, el sector está convencido de que lo primero que hay que hacer es una investigación científica a fondo, que determine las razones de la carestía del preciado cefalópodo. "Sin un adecuado soporte técnico, lo único que tenemos son conjeturas", agrega José Manuel Rosas.

"Necesitamos un estudio fiable que nos diga cuanto deben durar las vedas y cuál es la mejor época para hacerlas", prosigue el presidente de las cofradías de la provincia de Pontevedra.

La campaña estival del pulpo empezó en julio, y pronto se vio que las cosas no iban bien. Las capturas se desplomaron con respecto al mismo periodo de 2019, y tampoco se correspondían con el pulpo que los barcos estuvieron cogiendo hasta mayo, antes del paro extractivo.

El presidente de los pósitos pontevedreses argumenta que, "en junio los barcos aún estaban cogiendo entre 50 y 60 kilos de pulpo al día, y un mes después ya no cogían nada. Es inexplicable".

A medida que pasaban las semanas, se confirmaron los peores augurios, con un descenso en las descargas de producto de hasta el 90% con respecto al pasado verano.

Inmediatamente, las cofradías se reunieron en las sedes provinciales para analizar la situación. Se consensuaron las posturas que se llevarán a la comisión de la nasa, y ahora los pósitos están a la espera de reunirse con los nuevos responsables de la Consellería do Mar, para empezar a diseñar el plan de 2021.

Paro biológico

A expensas de lo que diga esa gran investigación científica, si se hace, los pescadores dan por hecho que la veda el año próximo será mayor a la de este, y probablemente esté también por encima de los dos meses habituales en la última década. "En la provincia de A Coruña vamos a plantear una veda de tres meses", adelanta José Antonio Pérez, presidente de los pósitos gallegos y patrón mayor de Ribeira.

José Manuel Rosas, por su parte, considera que si en efecto hay que dejar descansar más tiempo al pulpo, será necesario dar ayudas a los armadores, para que puedan quedar en el puerto, y no sobrecarguen otras artes y especies. "Para parar, la flota necesita una protección económica. Si cerramos cuatro o cinco meses el pulpo y no le damos nada a los barcos, se irán hacia otras artes y se romperá la estabilidad". Eso significaría, explica, una probable sobrepesca de nécora o centolla, por citar dos recursos.

Hasta finales de agosto, en las lonjas gallegas se habían descargado apenas 32 toneladas de pulpo, por un valor de 320.000 euros. Nada comparable con las más de 400 toneladas de 2019 (con una facturación de tres millones de euros) o las más de 500 de 2016.

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