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Un bar de Castrelo cierra por iniciativa propia tras el positivo de una empleada

- El hostelero desinfecta las instalaciones y pagará los PCR del resto de la plantilla - El Sergas entiende que con mascarilla y distancias hay poco riesgo de contagio

El bar Casarello estuvo cerrado durante el día de ayer. // Muñiz

El bar Casarello, de Castrelo (Cambados) comunicó a primera hora de la noche del sábado a través de sus redes sociales que permanecerá cerrado durante los próximos días. Lo hará después de que una trabajadora del establecimiento diese positivo en coronavirus.

El Sergas hizo la prueba PCR a la trabajadora del bar después de que esta desarrollase un cuadro leve con fiebre. Inmediatamente, el gerente del Casarello, Javier Fernández, se puso en contacto con los especialistas de la Consellería de Sanidade para saber qué pasos tenía que dar.

Y estos le respondieron que si habían cumplido las medidas de distancia social, limpieza y uso de mascarillas, no tenían ni que cerrar el bar ni que guardar cuarentena los demás trabajadores.

El protocolo ni siquiera establece hacer la PCR a los compañeros de trabajo si se han cumplido las normas de distancia social, ya que estas se reservan a los contactos estrechos y convivientes, o para los casos en los que el infectado se relacione con otras personas sin mascarilla.

La tesis de los especialistas de Sanidad es que si los compañeros de trabajo han utilizado la mascarilla en todo momento, lavan las manos con frecuencia, mantienen las distancias interpersonales y son escrupulosos con la limpieza, hay poco riesgo de contagio.

Pero Javier Fernández decidió cerrar, de todos modos, y pagar de su bolsillo los PCR de sus compañeros en una clínica privada. "Aunque nadie nos obligaba a cerrar, yo creo que es lo mejor. Lo hago por prudencia, y por mis clientes, porque al fin me debo a ellos", asevera el hostelero cambadés.

Así las cosas, en las próximas horas va a proceder a una desinfección a fondo del local, y tanto él como sus compañeros se harán una PCR. Si todo sale bien, en pocos días reabrirán el local. "Quiero que la gente esté tranquila, y que cuando volvamos a abrir venga con confianza".

El cierre supone un fuerte mazazo económico para el hostelero, puesto que al dinero que dejará de ganar hay que sumarle el coste de la desinfección y de los PCR. Pero apunta que el dinero es ahora lo de menos. "Lo primero que me preocupa es que estemos todos bien".

La misma noche del sábado, docenas de personas transmitieron sus ánimos al Casarello a través de Facebook. Algunos clientes también llamaron por teléfono a Fernández, porque habían estado en el bar en fechas más o menos recientes, y estaban preocupados.

El gerente del Casarello les tranquilizó, recordando que las posibilidades de que se hayan contagiado en el bar son remotas, puesto que se cumplieron las medidas de seguridad. "Para el Sergas, incluso es improbable que nos contagiásemos los compañeros de trabajo, que pasamos más tiempo con ella".

Lo que establece el protocolo actual del Sergas es que si hay un positivo en el entorno laboral, se le hará la PCR a los compañeros si pasaron más de un cuarto de hora juntos sin mascarilla. Así, por ejemplo, el riesgo se dispara en los negocios en los que los trabajadores comen o cenan juntos, o están juntos sin cubreboca en los momentos de descanso.

Hace unos días también cerró el bar Vista Real, de Vilanova, por un positivo de una trabajadora. Y los PCR realizados a sus compañeros dieron negativo, lo que parece avalar que con mascarilla y distancia el riesgo de contagio decae.

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