Manuel Martínez y su madre, María del Sol Santos, son de Moaña, y están trabajando como vendimiadores para Martín Códax. Es el segundo año consecutivo que participan en la recolección de la uva, y el primero de ellos afirma del trabajo que es, "duro". "Es duro, como cualquier otro trabajo de campo". El problema es que este año al calor y a las largas jornadas de pie se suma otro inconveniente, como es el del uso permanente de la mascarilla. Tanto él como su madre coinciden en que, "la mascarilla se lleva mal. Ahoga, cansa, porque estás respirando aire viciado".
Eso sí, ambos trabajadores se muestran muy tranquilos ante el riesgo de contagiarse de coronavirus. "Ahí está todo perfecto", sostienen. En este sentido, recuerdan que les han hecho las pruebas serológicas y que trabajan al aire libre y en grupos reducidos.
Las jornadas suelen empezar en torno a las 8.30 o 9.00 horas, y terminan sobre las 17.30 horas, con un descanso para la comida. En el conjunto de Rías Baixas, los peones de vendimia cobran sobre 8 euros la hora.
