Hace días la Xunta de Galicia dijo estar dispuesta a construir el nuevo centro de salud de O Grove. Pero advirtió de que no puede hacerlo mientras el Concello no le ceda la parcela correspondiente. Esto ha servido para reverdecer una vieja polémica: la relacionada con la carencia de Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), ya que sin este documento urbanístico es materialmente imposible poner el terreno para el ansiado edificio médico a disposición del Gobierno gallego.
De ahí que la oposición municipal, empresarios de la localidad -en este caso por otros motivos- e incluso miembros de su propio partido, apremien al alcalde socialista José Cacabelos Rico para sacar adelante, de una vez por todas, el prometido PXOM.
Se cree que, de este modo, será posible encauzar definitivamente el centro de salud. Y no solo eso, sino que, como en su momento planteó Esquerda Unida, el documento también puede servir para salvaguardar las viviendas de los núcleos costeros situadas dentro de la franja de cien metros de dominio público marítimo-terrestre, las cuales "siguen fuera de ordenación o afectadas por órdenes de demolición".
Por estas y otras razones, nadie parece entender que a estas alturas, más de un año después de haber conseguido la mayoría absoluta -y después de cinco ininterrumpidos en el gobierno-, el PSdeG-PSOE aún no lograra aprobar ese documento.
Máxime cuando, en repetidas ocasiones, el ejecutivo local aseguró que estaba prácticamente finiquitado, marcando el alcalde numerosos plazos para su aprobación que, sin embargo, se fueron incumpliendo uno tras otro.
"Parece que hay muchos problemas, que el equipo redactor aún no cobró su trabajo y que siguen pendientes los informes del aparejador y el secretario, que incluso puede que no los entreguen", alertan en grupos de la oposición como el PP.
Alegaciones
AlegacionesPero eso no es todo. Las mismas fuentes sugieren que "las alegaciones presentadas por los vecinos siguen sin contestar" y sospechan que, "en realidad, a Cacabelos nunca le interesó aprobar el PXOM, sino que, simplemente, quería utilizarlo como arma política y cortina de humo".
Por eso "incluso en las filas socialistas lo están presionando para que saque adelante el documento urbanístico, sobre todo desde que se sabe que no disponer del mismo impide construir el centro médico que tanto reclamamos todos", espetan en la oposición municipal.
Lo cierto es que todos parecen sorprendidos, ya que tras lograr la mayoría absoluta en los pasados comicios, José Cacabelos se había situado en una posición de privilegio para aprobar ese documento que tantos quebraderos de cabeza dio a los políticos locales en las dos últimas décadas, costando incluso la Alcaldía al conservador Miguel Pérez.
La última vez que Cacabelos se refirió al PXOM públicamente fue en mayo, cuando aseguró que tras reunirse con el equipo redactor y los técnicos municipales solo estaba a la espera de los informes de Urbanismo, Intervención y Secretaría, ya que su intención era "someterlo a aprobación provisional en el pleno a finales de junio o principios de julio".
Iba a ser en febrero
Claro que en enero, cuando se abría el enésimo plazo de exposición pública del documento en la web municipal, el alcalde ya indicó que aquel era el paso decisivo antes de su aprobación inicial en el pleno, anunciando entonces que convocaría la sesión en cuanto Urbanismo, Intervención y Secretaría emitieran sus informes, por lo que se marcaba un plazo máximo de dos meses.
Unos días antes el alcalde ya había dicho que confiaba en aprobar el PXOM en febrero. Y en su toma de posesión, en junio de 2019, se dispuso a estrenar su flamante mayoría absoluta -la primera en la historia de O Grove- dirigiéndose al pueblo para decirle que sus prioridades iban a ser el PXOM, el Auditorio-Escuela de Música y la recuperación de O Corgo como espacio municipal.
Podrían citarse otros momentos o apariciones públicas anteriores en los que se dijo desde el gobierno local que el PXOM sería aprobado, como sucedió en varias ocasiones a lo largo de 2018 -e incluso antes-, pero lo único cierto es que ese proyecto urbanístico que se antoja crucial para el desarrollo de la localidad parece seguir en un cajón.
"Y seguro que al alcalde no se le ocurrirá otra cosa que culpar a la Xunta o a los técnicos, ya que él jamás asume sus responsabilidades", espetan en las filas de la oposición.
