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Una empresa arousana retira cientos de toneladas de basura depositada entre bateas

Noroeste Sub alerta de la proliferación de residuos en el medio marino. Localizan todo tipo de restos propios de la actividad pesquera, marisquera y acuícola que se enredan en las cuerdas y cadenas de los viveros flotantes

El remolcador "Insuíña Rande" depositando en el puerto parte de la basura marina retirada el martes de una batea de Arousa. // Muñiz

La empresa Noroeste Sub, dirigida por Pablo Méndez y fundada hace trece años en Ardia (O Grove) para realizar inspecciones y reparaciones en los emisarios submarinos de ayuntamientos, conserveras y depuradoras, entre otras funciones, retira anualmente cientos -puede que miles- de toneladas de basura marina acumulada en la ría de Arousa. Unos restos que, sobre todo, son depositados por las corrientes en el entorno de las bateas de cultivo de mejillón y ostra.

Fue en una de ellas, en aguas de Meloxo, donde dicha empresa retiró el martes, a través de su barco remolcador, el "Insuíña Rande", nada menos que diez toneladas de residuos acumuladas en un solo vivero flotante. Y el miércoles que viene regresará al lugar para seguir con la misión, ya que allí queda aún otra cantidad casi idéntica.

Es solo un ejemplo del trabajo que realiza esta firma capaz de prestar infinidad de servicios ligados a la industria naval en las diferentes rías gallegas y también lejos de la comunidad.

En todas las rías

Pero la recuperación de esa basura es, sobre todo, la mejor prueba de la gran cantidad de porquería que se esconde en el lecho marino, tanto en el de Arousa como en las demás rías gallegas.

Lo que hizo el martes el "Insuíña Rande", un barco que muchos recordarán por su trabajo en la eliminación de los restos del catamarán "Boramar", incendiado y hundido en A Toxa, fue llevar a Porto Meloxo viejas redes que tras estar a la deriva acabaron enrolladas en las cuerdas de la batea examinada. Al igual que multitud de aparejos de pesca abandonados -sobre todo nasas- o perdidos.

Un barco conocido

A bordo del remolcador, que hace años reflotó en el puerto de Vilagarcía el motovelero "Carmen Barcia", y que en 2019 participó en el reflotamiento del "narcosubmarino" hundido en Punta Couso, también llegaron cuerdas de cultivo de mejillón que se pierden con frecuencia durante los más duros temporales de otoño e invierno.

Todo ese material fue depositado en el puerto para su posterior eliminación o reciclaje, como se hará con el que se retire del mar el miércoles que viene. "Lo que hacemos, y llevamos haciendo desde que formamos la empresa, es sacar toda la porquería que nos encontramos en el mar, y puedo decir que se trata de cantidades astronómicas", argumenta Pablo Méndez.

Cuerdas y redes

Son, insiste, "cuerdas de cultivo abandonadas o perdidas, aparejos de pesca de todo tipo y otros elementos que se encuentran en la ría y acaban enrollándose" tanto en las cuerdas activas de las bateas como en las cadenas que sujetan esas estructuras flotantes a los muertos que las mantienen en su correspondiente punto de fondeo.

Esta empresa también se dedica a la revisión y puesta a punto de esos viveros flotantes. Y cuando trabaja en cualquiera de ellos, además de afrontar las mejoras contratadas por el concesionario aprovecha para sacar del mar todos los residuos que puede.

"En ocasiones nos encontramos gran cantidad de aparejos enganchados y totalmente enrollados en las cadenas", detalla. Y ya se sabe que las bateas se giran sobre sí mismas de acuerdo con el movimiento provocado por las mareas, lo cual provoca que los restos que flotan en el agua se enganchen cada vez más. Tanto es así que llega un momento en el que esas cadenas adquieren una especie de efecto imán en el que se acumulan más y más restos.

"Es verdaderamente alucinante lo que sacamos del mar, pero mucho más lo es la gran cantidad de residuos que siguen dentro", sentencia Pablo Méndez.

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