La investigación revela también que el consumo de riesgo de cannabis es muy elevado. Según las respuestas obtenidas por el equipo, un 9,6 por ciento de las 4.000 personas entrevistadas mediante los cuestionarios online fumaron esta droga ilegal en los últimos seis meses. Y de estos, un 40 por ciento realizaron un consumo de riesgo durante el confinamiento.

La cifra es muy elevada, habida cuenta de que sobre el papel era mucho más difícil conseguir el hachís y que un gran número de consumidores jóvenes también tuvieron más difícil el acceso a la droga al tener que convivir todo el día en casa con sus padres.

Para Víctor Villanueva, estos datos también permiten sacar una lección de futuro, y es que es necesario adoptar medidas, "que ayuden a regular las frecuencias de consumo", porque de ese modo, "reduciremos las probabilidades de que se produzca el paso a la adicción".

Manuel Isorna ha defendido en el congreso internacional de Catoira que la idea de que el cannabis es una sustancia natural y poco dañina para la salud no solo es errónea, sino muy perjudicial. Tanto él como Villanueva advierten de que esta droga puede causar graves problemas orgánicos, y de que con los menores de edad no caben las medias tintas. "El consumo tiene que ser cero".