Pasar el confinamiento en una casa con finca no es lo mismo que vivirlo en un piso. Ante el temor de volver a estar recluidos a consecuencia de un eventual rebrote de coronavirus, hay personas en la comarca de Arousa que se están pensando seriamente lo de mudarse a una vivienda con terreno, o al menos la posibilidad de comprar una parcela en la que levantar una pequeña construcción de fin de semana para disfrutar del aire libre.

Así lo constata Avelino Barreiro, propietario de una inmobiliaria en Vilagarcía. Asegura que "tras el letargo", el sector se está comenzando a mover, con algunas ventas que habían quedado paralizadas a consecuencia de la crisis del Covid-19 y numerosas consultas encaminadas a adquirir un chalé, preferiblemente nuevo. Uno de 15 años y 150 metros cuadrados útiles puede rondar los 240.000 euros, una cantidad que varía en base a múltiples factores, como las características del inmueble y la zona en la que se ubica.

Aunque muchos ciudadanos "tienen idealizada la construcción de una casa", señala Barreiro, es más asequible comprarla ya hecha, pese a que tenga algunos años. Y es que entre adquirir la parcela, cerrarla, proyectos, licencias, etc. el desembolso puede alcanzar fácilmente los 300.000 euros.

Desde esta agencia inmobiliaria recomiendan a sus clientes construir piscina de obra, una actuación que oscila entre los 12.000 y los 15.000 euros. "Revaloriza mucho la vivienda, mucho más de lo que cuesta hacer la piscina", indica Avelino Barreiro.

También está recibiendo consultas de gente interesada en terrenos más modestos con la mirada puesta en levantar una pequeña casita de fin de semana y continuar viviendo a diario en un piso en el centro de la ciudad. Los áticos son otro de los "productos estrella" en esta etapa post-confinamiento. Y es que hay ciudadanos que prefieren continuar residiendo en el casco urbano, pero preferiblemente con el desahogo de una terraza.

La demanda inmobiliaria parte de vecinos de la zona pero también de turistas que ansían fijar su segunda residencia en Arousa. "Sí que hay esa sensación de que gente de fuera quiere venirse aquí a pasar alguna temporada", señala Barreiro.

La práctica totalidad de la actividad en el sector se ciñe a la compraventa, ya que el alquiler en Vilagarcía continúa sufriendo grandes carencias de oferta. Hay muy pocos pisos para arrendar, pues los que salen al mercado en buenas condiciones de habitabilidad "vuelan", y ello pese a los precios, que están por las nubes.