El político más veterano de la comarca, Alberto García García, vuelve a ser alcalde de Catoira. El socialista lo fue durante tres décadas y perdió el bastón de mando tras las pasadas elecciones municipales, a pesar de que la suya fue la lista más votada. Pero el BNG pactó con el PP para arrebatarle el poder y pusieron en marcha un experimento que terminó como el rosario de la aurora, y de nuevo con el líder del PSdeG-PSOE vikingo sentado en un sillón que conoce mejor que nadie.

Hay que recordar que los nacionalistas, con Xoán Castaño como alcalde, estuvieron en todo momento a merced de la oposición, que le puso y le quitó sueldos, le tumbó presupuesto y, en definitiva, le impidió gobernar. Algo, por otra parte, muy complicado cuando se tienen tres ediles en una corporación de once.

De ahí que PP y PSdeG-PSOE decidieran unirse para presentar una moción de censura y gobernar en coalición durante lo que resta de mandato. Aquel movimiento, sin autorización ni respaldo de la cúpula de ambos partidos, no llegó a buen puerto porque a García le salieron respondones tres de sus concejales y dieron marcha atrás en el último minuto.

Aquello hizo que la moción de censura ya no pudiera debatirse e impidió un gobierno PSOE-PP. Pero sirvió para forzar la dimisión del que era alcalde, Xoán Castaño (BNG), precisamente a petición de los socialistas de Catoira que, junto a algunos de sus barones, querían coaligarse con los nacionalistas y, de paso, cargarse a García. Y al final, ni una cosa ni otra.

Cada uno con el suyo

Cada uno con el suyoPor eso la sesión de investidura para formar nuevo gobierno celebrada ayer, cuando los tres grupos presentaron a sus respectivos candidatos. Alberto García, que como "perro viejo" que es, había aguantado el chaparrón y se negó a dimitir, se votó a sí mismo, al igual que lo apoyaron tres de sus ediles, incluidos Daniel Touriño (que algunos quisieron colocar en su lugar) y Purificación Quintas, dos de los tres que habían dado la espalda al jefe de filas y maniobraron para cargárselo.

El tercero en discordia, Roberto Bouzón, decidió abstenerse, a pesar de que el acuerdo alcanzado finalmente con la ejecutiva provincial del PSdeG-PSOE, tras constatar que García tendría que ser el regidor si el partido quería conservar la Alcaldía, no era otro que respaldarlo, evitando así un ridículo espantoso en vísperas de unas elecciones autonómicas.

Demasiados riesgos políticos

¿Cómo iba a explicarse a los militantes y los votantes que tres concejales socialistas pusieran como alcalde a uno del BNG si su partido había ganado las elecciones? ¿Cómo dar la Alcaldía o incluso gobernar con el Bloque si tras la cita electoral de mayo de 2019 ese grupo no quiso arropar al PSOE? Esas preguntas no tenían fácil respuesta, de ahí que el PSdeG decidiera frenar su ímpetu y dejara de presionar a García, permitiéndole gobernar los apenas tres años que restan. Cuando llegue la próxima cita con las urnas ya se verá qué ocurre de puertas adentro de la casa socialista.

Por eso los descontentos arroparon a su líder y Bouzón decidió quedarse entre dos aguas con su abstención, quizás porque fue él quien, en su día, pidió a Xoán Castaño que presentara su dimisión a cambio de retirarse de la moción de censura y apoyar, a posteriori, un gobierno de coalición con el Bloque.

En resumen, que los cuatro votos a favor de la candidatura de García, y la abstención, fueron suficientes para devolver el bastón de mando al veterano político, curtido ya en mil batallas.

Los otros alcaldables, la nacionalista María Paz Correa, que se convirtió en cabeza de cartel tras la dimisión de Castaño, y el conservador Iván Caamaño, recibieron 3 votos en cada caso.

Y ahora Alberto García gobernará en solitario, que es, precisamente, lo que no querían BNG ni PP. Por eso los primeros "le hicieron la cama" hace un año y los segundos quisieron formar un bipartito que pudiera controlarlo.

Por cierto, está por ver cómo va a formar gobierno García si en su grupo son 5 y 3 estaban a matar con él. En principio anuncia mano tendida para todos, también para los grupos de la oposición.