Se cumplieron los pronósticos iniciales, al menos los manejados en FARO DE VIGO, y Alberto García García vuelve a ser alcalde de Catoira. Lo fue durante tres décadas y perdió el bastón de mando tras las pasadas elecciones, cuando la suya fue la lista más votada pero el BNG pactó con el PP para arrebatarle el poder.

Pero los nacionalistas estuvieron desde entonces en el disparadero y a merced de la oposición, con un gobierno de 3 miembros en una Corporación de 11. De ahí que PP y PSdeG-PSOE decidieran unirse para presentar una moción de censura y gobernar en coalición durante lo que resta de mandato.

No fue posible porque a García le salieron respondones 3 de sus concejales y dieron marcha atrás en el último minuto. La moción de censura ya no pudo debatirse y se impidió el gobierno PSOE-PP.

Pero sirvió para forzar la dimisión del que era alcalde, Xoán Castaño (BNG), a petición de los socialistas de Catoira, y de la cúpula del partido, que querían coaligarse con los nacionalistas y, de paso, cargarse a García.

De ahí la sesión de investidura para formar nuevo gobierno celebrada esta mañana, cuando los tres grupos presentaron a sus respectivos candidatos.

Alberto García, que como “perro viejo” que es había aguantado el chaparrón y se negó a dimitir, se votó a sí mismo, al igual que lo apoyaron tres de sus ediles, incluidos dos de los tres que le habían dado la espalda y maniobraron para cargárselo.

La abstención

El tercero en discordia, Roberto Bouzón, decidió abstenerse, a pesar de que el acuerdo alcanzado con la ejecutiva provincial del PSdeG-PSOE, tras constatar que García tendría que ser el alcalde si el partido quería conservar la Alcaldía, no era otro que respaldar a su líder, evitando así un ridículo espantoso en vísperas de unas elecciones autonómicas.

Bouzón se quedó entre dos aguas, quizás porque fue él quien, en su día, pidió a Castaño que presentara su dimisión a cambio de retirarse de la moción de censura y apoyar a posteriori un gobierno de coalición con el Bloque.

En resumen, que los 4 votos a favor de la candidatura García, y la abstención, fueron suficientes para devolver el bastón de mando al veterano político, curtido ya en mil batallas.

Los otros alcaldables, la nacionalista María Paz Correa, que se convirtió en cabeza de cartel tras la dimisión de Castaño, y el conservador Iván Caamaño, recibieron 3 votos en cada caso.