La historia del regreso de Nelson Costa a su querido Uruguay bien podría servir de guion para cualquier película. Y es que en el capítulo de avatares padecidos para poder volver a su casa de A Illa de Arousa se encuentra de todo. Hasta una pandemia mundial que, desgraciadamente para todos, nada tiene que ver con la ficción.

Todo arrancó a comienzos del pasado marzo cuando decidió embarcar en un avión junto al marinense criado en Uruguay, su amigo Manuel Fernández, ambos ya jubilados. El propósito no era otro que reencontrarse con antiguos compañeros de colegio con los que habían conseguido contactar después de muchos años a través de internet. Una vez allí, la precipitación de acontecimientos fue irrefrenable a consecuencia del coronavirus.

"Después de una primera semana en la que estuvimos muy bien llegó el estado de alarma y ahí ya empecé a pasarlo mal. Tuve que estar en un piso que había alquilado sin salir y sin tener ni idea de como podría volver porque todos los vuelos se habían cancelado y decían que hasta septiembre no se podría volar a España", apunta el residente en A Illa de 66 años.

El paso de los días y la incertidumbre respecto a su vuelta encontró alivio en sus familiares. "Me pude ir otro mes a casa de un primo en el interior del país, en Maldonado. Después pude volver a Montevideo a casa de otros primos y los últimos días estuve con otro familiar. Se lo agradezco muchísimo porque no sabía ya ni qué hacer".

Las redes sociales se convirtieron en el nexo de unión de muchos españoles que también estaban en la misma situación, es decir, con billetes pagados que habían perdido y sin nadie que les pudiese concretar algo a lo que aferrarse. Las manifestaciones a las puertas del Consulado de España y el foco mediático ayudaron a visibilizar un horizonte más nítido.

Un avión fletado por una agrupación de agricultores de Castilla-La Mancha para trasladar esquiladores uruguayos, se convirtió en la primera solución más de tres meses después, pero no para un Nelson Costa que aún tuvo que esperar, debido a que se priorizó el estado de salud, a que fructificasen las negociaciones entre ambos gobiernos para volver a su casa de A Illa.

Descartada quedó una posibilidad de volver en un vuelo carísimo en el que habría que hacer escala en lugares muy afectados por el coronavirus como Sao Paulo o Lombardía en Italia. Tal era la preocupación que Nelson Costa incluso barajó la posibilidad de volver en barco, pero nada se ajustaba a la lógica.

Finalmente, y dos meses después de la fecha de retorno con la que partió a Uruguay, pudo emprender el camino de vuelta junto a otros 279 españoles para iniciar desde el pasado miércoles una cuarentena en A Illa que más bien le parece un alivio tras superar la mayor angustia de su vida.