Las ceremonias fúnebres también se normalizan en O Salnés aunque todavía las limitaciones de asistencia a velatorios y honras son muy estrictas respecto al número de allegados que pueden asistir.
Los tanatorios empiezan a recobrar su función de acoger los últimos momentos de presencia de las personas fallecidas para que puedan ser veladas por sus familiares y amigos antes de la celebración de la inhumación o cremación.
Las restricciones durante los dos meses de confinamiento y en las primeras semanas de la "desescalada" fueron extremas, con limitaciones de personas en estos recintos; tanto que los fallecidos en este período, solo podían ser acompañados por los dos o tres familiares más íntimos.
La estancia en los tanatorios también se redujo a la mínima expresión, y en algunos casos estuvo permitido el enterramiento o la incineración antes de las 24 horas obligatorias de producirse la muerte.
La prohibición causó numerosas situaciones de angustia a muchos familiares que no pudieron despedirse como manda la costumbre de sus allegados, por lo que a partir de ahora se corregirá una necesidad social que muchos consideran básica.
Cabe recordar el entierro de una de las víctimas del coronavirus en A Illa de Arousa, registrado en pleno confinamiento, a quien los vecinos despidieron con aplausos desde los balcones.