Con más de 30 kilómetros de litoral y con cerca de 80 playas y pequeñas calas distribuidas por toda la costa, A Illa va a tener muy complicado el control de los arenales y comprobar si se está guardando la distancia social entre los bañistas. De esas dificultades es consciente el alcalde del municipio, Carlos Iglesias, que ve casi imposible que "podamos ejercer un control sobre los arenales como nos gustaría, por eso no nos queda otra cosa que apelar a la responsabilidad individual de cada persona, que sean consciente cada uno de lo que está en juego en una situación como la que estamos viviendo", explicaba ayer Iglesias.
Iglesias incide en que un municipio de las características de A Illa "no tiene capacidad para controlar este tipo de situaciones; con tan solo cinco agentes; hemos realizado algunos controles y seguiremos haciéndolos, en las playas más importantes, como O Bao, Camaxe, Xastelas o Area da Secada, pero llegar a todos los puntos para regular o sancionar, si es necesario, nos va a resultar imposible". Desde que se decretó la apertura de los arenales, la Policía Local ha estado realizando controles en esos arenales y "todavía no se ha impuesto ninguna sanción, pero me consta que si ha habido un buen número de advertencias, aunque la gente reacciona bastante bien a estas, obedeciendo las indicaciones de los agentes, como no podía ser de otra manera".
El regidor isleño insiste edn que este verano va a resultar "sumamente atípico por la evolución que puede experimentar la pandemia; desconocemos si todo el verano vamos a estar en una fase o en otra, lo que supondrá cambios sustanciales en las restricciones". Insiste en que las personas "debemos ser conscientes de qué esta ocurriendo y ajustarnos a las restricciones fijadas por las autroridades sanitarias en función de la fase en la que nos encontremos; hacer esto es un ejercicio que nos evitará problemas a todos".
El municipio ya ha experimentado como una gran cantidad de personas foráneas acudía a A Illa prácticamente desde la Fase 1. De hecho, la Policía Local de A Illa fue una de las que más sancionó a personas de fuera del concello cuando todavía no se permitían desplazamientos fuera del término municipal.
