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Las obras de rehabilitación de las casas modernistas se retrasan hasta el día 30

El pleno aprobó ayer una nueva prórroga para la empresa concesionaria tras el retraso provocado por el coronavirus -La sesión fue presencial con distancia de seguridad

Pleno celebrado ayer en A Illa de Arousa. // Iñaki Abella

A Illa celebró ayer su primer pleno de la era postcovid-19 y, a diferencia de municipios próximos, lo hizo de forma presencial. Eso si, la imagen era muy distinta a la de sesiones anteriores, ya que se aplicaron medidas de distanciamiento social entre todos los concejales, así como de desinfección, con geles hidroalcohólicos para cualquier persona que accediese a las instalaciones municipales. El punto más importante de la sesión era el de decidir si se prorrogaban o no las obras de rehabilitación de las casas modernistas de la calle Marqués de Bradomín. Esa decisión fue aprobada, pero el grupo de gobierno, liderado por el socialista Carlos Iglesias, no se libró de la crítica desde las bancadas de la oposición.

El portavoz conservador, Juan José González Vázquez, no dudó en recordarle que esta prórroga era "algo anunciado desde que se concedió la anterior, subrayando el hecho de que "ya van demasiadas y no se puede consentir que las empresas, para hacerse con el contrato, adquieran el compromiso de realizar las obras en un determinado período de tiempo, y después vayan pidiendo prórrogas de forma continua". El conservador se refiere a que el aplazamiento aprobado ayer es el tercero que se le concede a una obra cuyo plazo de finalización era el pasado mes de noviembre y que ahora finalizará el próximo día 30 de este mes. Los conservadores votaron a favor de la ampliación de la prórroga argumentando que "queremos que se acaben las obras", pero insistiendo en que no se pueden consentir estas situaciones.

En principio, el grupo de gobierno aseguró que quedan tan solo pequeños flecos para finalizar la actuación y que la prórroga trataba de paliar el período de quince días que la empresa tuvo que parar por causa del confinamiento decretado por el Gobierno para frenar la expansión del coronavirus.

La inversión que se realiza en las viviendas de Goday, Dona Tomasa y O Campaneiro es de 2,4 millones de euros, financiados a través del Plan de Reequilibrio Territorial de la Diputación de Pontevedra. Las tres viviendas fueron adquiridas en su día por el Concello de A Illa, pasando a convertirse en patrimonio municipal. La primera que se convirtió en propiedad de todos los isleños fue la de Goday, adquirida a través de un convenio urbanístico con la familia propietaria de la misma. Eso fue en 2004, y la intención era adquirir las otras dos viviendas. Sin embargo, hubo que aguardar seis años, hasta 2010, para convencer a sus propietarios de la venta. Para la adquisición de las mismas se recurrió a la caja de anticipos de la Diputación, lo que permitió al Concello desembolsar los 400.000 euros en los que se cerró la operación. La intención era comenzar cuanto antes las obras, e incluso, el entonces ministro de Fomento, José Blanco, llegó a incluirlas dentro del 1% cultural. Sin embargo, aquello no llegó a fructificar y hubo que aguardar hasta 2018 para comenzar las obras. Durante ese tiempo, las tres viviendas fueron sufriendo un progresivo deterioro que las puso al borde de la ruina.

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