José Antonio Souto ofició cinco entierros desde que empezó el estado de alarma. Y asegura que fueron experiencias emocionalmente muy duras. "Es tristísimo que solo dejen ir a tres familiares a los entierros. Para un hijo tiene que ser durísimo quedarse en casa el día que entierran a un padre", aseveró el sacerdote.

Está a favor de que se tomen medidas de distancia social para prevenir los contagios, pero cree que la administración debería ser menos estricta en los entierros, siempre y cuando se trate de cementerios amplios, en los que sea posible guardar las distancias de seguridad. "No digo más, pero por lo menos deberían permitir asistir a los padres, los hijos, los nietos y los hermanos", afirmó Souto.

El cura de San Lourenzo de Nogueira y otras cuatro parroquias de Ribadumia y Meis recuerda que el Covid-19, "es una enfermedad que deshumaniza", y sostiene que en esta etapa los entierros duran apenas 10 minutos, desde la llegada del féretro hasta que recibe sepultura. Sin funeral, la ceremonia se limita a la bendición de la sepultura, a un responso y a un pésame en la distancia.

A pesar de todo, José Antonio Souto afirma que el comportamiento de todas las familias fue intachable. También tuvo palabras para las personas de edad avanzada. "Yo digo de ellos que son la generación de oro, porque levantaron España de las cenizas e hicieron enormes sacrificios para que sus hijos pudiesen estudiar".