En Catoira y Valga las campanas "tocan a muerto" todos los días. Es una iniciativa que pretende "recordar a todos los fallecidos" por el Covid-19, aunque no sean de estas localidades, y "una forma de arropar a sus familias", explica el cura, Paulino Sánchez.

Pero no todos los vecinos están de acuerdo. Los hay a favor, convencidos de que se trata de una medida apropiada para "acompañar en el dolor" a quienes perdieron a sus seres queridos. Pero también quienes dicen estar cansados de escuchar ese triste sonido y lo consideran "un castigo excesivo".

Desde su teléfono móvil

Mediante un sistema mecanizado de las campanas que puede activar a distancia, incluso desde su teléfono móvil, el sacerdote tañe las campanas de Dimo y Santa Baia de Oeste, en el Concello de Catoira, "todos los días a las 12.00 horas, durante cinco minutos".

Además, aunque carecen de ese sistema, las campanas suenan a la misma hora en la capilla de la Virgen de la Salud, en Casaldeirigo (Valga). Y a las 20.00 horas lo hacen en la de Santa Rita (Caldas) y las iglesias parroquiales de Setecoros (Valga) y San Clemente de César (Caldas).

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"Lo que hacemos, durante cinco minutos, es hacer sonar el 'toque de difuntos', para expresar condolencias a las familias que están en duelo", detalla el párroco.

Lo hace así porque en una situación de crisis como la provocada por el coronavirus, "al dolor de la pérdida de un ser querido se une el dolor del silencio, y como decía la madre Teresa de Calcuta, el mayor de los dolores es sufrir en la soledad y el silencio, que es lo que está pasando en el mundo en estos difíciles momentos".

"Está bien que esto pueda hacerse de vez en cuando, pero que las campanas toquen anunciando muerto cada día durante veinte minutos es castigar a la gente sin necesidad", replican vecinos de Santa Baia de Oeste.

Cosas entretenidas

Los que así opinan añaden que "cuando lo que todos intentamos es hacer cosas entretenidas y divertidas para pasar el confinamiento del mejor modo posible, nos encontramos con ese triste sonido resonando en nuestras cabezas y haciéndonos pensar en los que perdieron la vida".

Pero el párroco considera este "toque campanas tan tradicional y arraigado" como una "contribución modesta a romper el silencio en la parroquia; recordándonos que son muchas las familias que están en duelo y enviándoles un mensaje de cercanía y apoyo".

Es más, sostiene que "cualquiera puede emocionarse ante el significado de este homenaje tan humilde, pues lo que pretendemos es que igual que llegan las ondas acústicas de las campanas también llegue a las familias el abrazo de la parroquia".

Frente a esto, los vecinos declaran que "si no murió nadie en nuestra parroquia no tiene sentido que suenen las campanas siempre con el mismo y triste mensaje".

A lo que añaden que "el día que de verdad tengamos un muerto en la parroquia no nos enteraremos porque pensaremos que se trata de la misma música de cada mañana".

Sin embargo, Paulino Sánchez insiste, convencido de que "hay un silencio abrumador e incluso deliberado por parte de las instancias oficiales, ya que ni siquiera tenemos un duelo nacional".

Y esto lo lleva a decir que hacer sonar las campanas "a difunto" es "otra manera de aplaudir, en este caso un modo de aplaudir el dolor de los que están silenciados".

Júbilo y futuro

El sacerdote asegura que "muchos parroquianos me hacen llegar su agradecimiento por el repicar de estas campanas; un 'toque de difuntos' que termina con el 'toque del Ángelus', que es la respuesta al duelo y forma parte del mensaje cristiano que dice que la última palabra la tienen el júbilo y un futuro esperanzador".

Esto es, a su juicio, "lo esencial del cristianismo; una respuesta al callejón sin salida que es el sufrimiento y el duelo, avivando la confianza en el futuro y en el esfuerzo colectivo".