Las arousanas atrapadas por el coronavirus en Australia, deseosas de volver a casa desde hace semanas, aún no saben si podrán hacerlo. Las hay que aspiran a regresar en el vuelo extraordinario de repatriación previsto para el día 30 por el Gobierno de España y la compañía Iberia, pero a estas alturas aún no lo tienen claro porque nadie les confirmó si han sido aceptadas. Y las hay, también, que descartan esa propuesta y tratan de organizarse por otros medios, aunque sea pensando en volver en junio.

La grovense Lisett Álvarez, por ejemplo, se anotó para el vuelo del día 30, pero ayer aún no le habían dicho si está en la lista de embarque. La meca, que dio a conocer su caso en FARO, resalta que "hace como un mes el Gobierno de España hizo un llamamiento a todos los nacionales para volver a nuestro país, pero los vuelos rondaban los 2.000 dólares, cuando suelen costar entre 500 y 700".

Desde entonces "muchos hemos perdido nuestros trabajos y debemos pagar un alquiler que ronda los 250 dólares australianos a la semana , por esos quiero volver a mi país, ya que no sé cuánto más puedo aguantar así".

En cuanto al vuelo de repatriación del día 30, relata que "se nos dijo el día 17 que teníamos que inscribirnos en las listas de repatriación, y el día 21 el consulado nos dijo por mail que todo quedaba en manos de Iberia y que ésta se pondría en contacto con nosotros el día 23, pero estamos a 24, ya por la noche, y no sabemos absolutamente nada".

Esto quiere decir que "no sé si voy a poder volver el jueves que viene y no nos están dejando tiempo para organizarnos, ya que Australia es muy grande", declara.

Lo que quiere decir es que, en su caso, tendría que viajar en autobús durante diez horas para llegar al aeropuerto de Sídney y partir hacia Madrid, con escala en Tailandia. Pero es que "hay personas en peor situación, ya que viven en otros estados y están esperando a saber si están admitidas en el vuelo de repatriación del día 30, puesto que de ser así tienen que buscar billete para viajar en avión desde hacia Sídney para coger ese vuelo de Iberia".

Esto es lo que sucede, por ejemplo, a la ribadumiense Aida Veloso, ya que reside en Brisbane, la capital de Queensland; a 921 kilómetros de Sídney. Esto supone, cabe recordar, que hasta el aeropuerto desde el que podría despegar hacia su casa tiene diez horas de desplazamiento por carretera, en coche, o bien una hora y media, si lo hace en avión.

Pero eso no es todo. No puede desplazarse a Sídney para volver a casa "porque la frontera está cerrada a causa de la pandemia; lo confirmé con la embajada, donde me dicen que, efectivamente, no puedo llegar al aeropuerto desde el que sale el vuelo de repatriación", manifiesta.

A lo que añade que "incluso la propia embajada me dijo que me sale más económico comprar un billete por mi cuenta y buscar un vuelo", aunque no lo tendrá fácil. "Estoy comparando precios para comprar un vuelo para junio, ya que en mayo no hay ninguno", lamenta.