Un total de 16 gasolineras de O Salnés y Ullán están obligadas a permanecer abiertas, después de que el Gobierno autorizase el cierre de una parte de este tipo de negocios, habida cuenta de que las ventas de combustible se han desplomado desde mediados de marzo. El varapalo ha sido de tal magnitud que, según fuentes del sector consultadas por FARO, las ventas han caído un 80 por ciento desde el inicio de la cuarentena.
Trabajadores de algunas de las estaciones de servicio que están obligadas a seguir abiertas apuntan que las ventas han repuntado tímidamente desde el lunes, y lo atribuyen a la vuelta al trabajo de varias actividades económicas que estuvieron en hibernación desde finales del mes pasado. No obstante, se trataría de un incremento de poco más del 5 por ciento con respecto a la semana pasada, según estimaciones del responsable de la gasolinera Q8, situada en la recta de Rubiáns (Vilagarcía).
Entre los doce municipios de O Salnés hay casi 30 gasolineras (sin contar las de los puertos pesqueros), y aunque el Ministerio de Transición Ecológica solo obliga a permanecer abiertas a 16 de ellas (15 con su horario normal, y una con horario reducido), en la práctica siguen atendiendo al público casi todas. Esto se debe, según el responsable de Q8, a que todas las estaciones tienen una cartera de clientes profesionales que les consumen todos los meses, de ahí que no puedan cerrar y dejarlos desabastecidos. "La solución pasaría por permitirnos reducir el horario de atención al público", sostiene este empresario. De ese modo, las firmas no estarían soportando todos los costes laborales en unas semanas en las que los ingresos se han desplomado, pero podrían dar servicio a los clientes profesionales.
Pero en la situación actual, insisten desde el sector, hay empresas de carburantes que incluso podrían ver comprometida su supervivencia al tener que mantener en su práctica totalidad los gastos salariales. Esta complejísima situación se produce en un momento en el que el consumidor tiene a su disposición el combustible a un precio excepcionalmente bajo. Pero, en las circunstancias actuales, a la mayoría de españoles un depósito lleno puede durarles semanas.
Las obligadas a abrir
Los técnicos eligieron una serie de estaciones de servicio que están obligadas a permanecer abiertas. Según el Ministerio, tuvieron en consideración aspectos como su elevado volumen de ventas o su situación estratégica en determinadas carreteras.
El municipio con más estaciones de servicio es el de Vilagarcía, al contar con nueve. De estas, están obligadas a permanecer abiertas cuatro, con la particularidad de que están casi juntas. Se trata de las de la calle San Roque, en el centro de la ciudad, y las de los supermercados Alcampo y Supeco. La cuarta es la Q8, situada en Rubiáns.
Entre Cambados y Vilanova tienen que seguir vendiendo de forma obligatoria seis gasolineras. En Cambados son las de Castrelo, A Cabana y la vía rápida de Cambados a Ribadumia. En Vilanova, la medida afecta a las de Caleiro, Ponte Arnelas y O Terrón, muy utilizada esta última también por los vecinos de A Illa.
En O Grove tiene que seguir funcionando la de Ardia; en Ribadumia seguirá operativa la concesión que tiene Repsol en el polígono industrial de Cabanelas, y en la que también se despacha gas; en Meis, debe funcionar la gasolinera de la Autovía do Salnés; y en Sanxenxo la de Fontoira (Padriñán). En Catoira, no podrá cerrar la estación situada en el cruce de la carretera de Santiago con la de Carracedo y Rianxo. Finalmente, tiene que abrir la gasolinera de Pontecesures situada en la carretera nacional 550, si bien esta puede recortar su horario.
