A sus 28 años, Rubén Cerqueiras tenía claro lo que quería ser de mayor. Con lo que no contaba es con que su sueño se convirtiese en realidad de manera abrupta a consecuencia del coronavirus.
Fue el pasado mes de noviembre cuando este polivalente futbolista zurdo del Ribadumia se convenció a si mismo para preparar los exámenes de acceso a la Policía Local de Vilagarcía. Él, residente en Pontevedra, pero natural de Rianxo, tenía sus razones para elegir el destino, "en Pontevedra en acceso a las plazas estaba más complicado y opté por Vilagarcía. Al principio tuve dudas porque había la opción de Marín, Cangas... Al final me decidí porque es una ciudad que conozco y por las condiciones en cuanto a turnos".
Y una vez elegido su futuro, tocó preparar unas oposiciones unitarias para toda Galicia. Su empeño en convertirse en policía se plasmó en unas extraordinarias pruebas de acceso en las que consiguió la vigésima mejor nota entre el total de las 132 plazas que había en juego.
El comenzar una nueva vida profesional obligaba a pagar un peaje que era dejar el fútbol aparcado. Rubén Cerqueiras señala que "avisé al Ribadumia desde el primer momento. Sabía que si aprobaba las oposiciones me tendría que ir interno de lunes a viernes a la Academia Galega de Seguridade Pública en A Estrada durante seis meses".
Con esa idea ingresó el pasado 12 de marzo para someterse a una formación especializada en lo que iba a convertirse en su trabajo de por vida. Pero todo cambio de raíz cuando solo cuatro horas después de poner un pie en la academia se convertía en policía local de pleno derecho. "Entre un jueves y al poco tiempo nos dicen que se suspendía toda la formación porque se había decretado el estado de alarma", señala el futbolista.
La sucesión de acontecimientos aún no había tocado a su fin, puesto que la sorpresa mayor estaba todavía por llegar. Fue cuando le dijeron que se incorporaría de forma inmediata al cuerpo de la Policía Local que había elegido por necesidades de refuerzo y se enfundó por primera vez el uniforme.
