Los vecinos de la plaza del Quinto Centenario, en Arzobispo Gelmírez (Vilagarcía) volvieron ayer a dar muestras de una inventiva sin límites. El confinamiento por la crisis del coronavirus y la lluvia no fueron impedimento para que pudiesen disfrutar de una procesión del Santo Encuentro, que hicieron posible desplegando una cuerda de sesenta metros entre dos edificios de la plaza.
La cuerda comunicaba los balcones de dos cuartos pisos, y hacía un recorrido de ida y vuelta, a semejanza de los tendales de la ropa. A través de ella, se movían una imagen de Jesús, con la corona de espinas y la cruz, y de la Virgen María, con su mantilla. Delante de ambas figuras, iba un candelabro con unas velas de pila encendidas, y como no podía ser de otra forma, la procesión contó con su banda sonora y las saetas en el momento en el que madre e hijo se encontraron en mitad de la plaza.
En los balcones y ventanas, muchas de las personas que asistían al acto vestían alguna pieza de ropa de color morado.
Esta singular procesión salió en torno a las ocho de la tarde, tras los aplausos en homenaje a todos aquellos que están luchando para doblegar la pandemia. Fue un acto que se gestó en los encuentros que muchos vecinos mantienen a la hora del "vermú", y en el que se implicaron un gran número de personas.
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El objetivo era pasar un buen rato, pero también agradar a los más devotos. Hoy viernes, está previsto que se celebre otra marcha similar, aunque en esta ocasión será la del Santo Entierro. La gente vestirá de negro o traje, y la pieza que cruzará la plaza por las alturas será un ataúd.
Los residentes en estos edificios de Arzobispo Gelmírez se están mostrando enormemente activos, con la intención de aliviar la soledad y el aburrimiento de todas las personas en general, pero sobre todo de los mayores que viven solos. Así, además de sesiones de música desde los balcones, se organizan encuentros a la hora del "vermú" desde los balcones, y hasta partidas de bingo por las tardes.
