La agrupación de marisqueo a pie de la cofradía de pescadores de Vilaxoán (Vilagarcía) ha vuelto al tajo. Sus integrantes, al menos los que siguen en activo -hay una veintena en situación de baja médica-, han regresado esta semana a sus zonas productoras.

Son algo más de cuarenta personas, entre hombres y mujeres, las que extraen almeja bajo demanda en sus concesiones de Borreiros y Corón, en Vilanova. Lo hacen a petición de una depuradora de O Grove que les hizo este encargo y pactó con la agrupación de mariscadoras "un buen precio".

Es, si se quiere, una actividad casi testimonial, ya que en la ría de Arousa el marisqueo implica a miles de personas. Pero no es menos cierto que se trata de un soplo de aire fresco; un halo de esperanza para muchos integrantes del sector -y puede que para el conjunto de la sociedad- en medio de la profunda crisis sanitaria, económica y social provocada por el Covid-19.

Como se explicó en su momento, con los hoteles y restaurantes cerrados -a causa de la declaración del estado de alarma-, la demanda de bivalvos cayó en picado.

La consecuencia inmediata -sin compradores en las lonjas-, fue el parón general del sector extractivo y la reclamación, por parte de las cofradías, de un cese de actividad por causas de fuerza mayor que depende del Gobierno de España, y mediante el que aspiran, al menos, a tener derecho a ayudas económicas cuando todo esto se supere.

Pero hay depuradoras que tienen clientes que atender, sobre todo supermercados, de ahí que aboguen por retomar la actividad marisquera "poco a poco".

Satisfacer la demanda

Su intención, y la del sector productor, es satisfacer esa demanda. Aunque sin saturar la oferta, para que así los precios no se desplomen y sean tan interesantes para los mariscadores como los pactados ahora con la agrupación de Vilaxoán.

Y por qué no decirlo, precios altos como los que se manejan también en la lonja de Carril, donde gracias a los parquistas continúan las descargas de almeja y berberecho, a pesar de la mortandad de marisco detectada en los últimos días.

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"Dejamos de trabajar porque no teníamos clientes a los que vender nuestro producto, y esto nos obligó a quedarnos en casa, sin tener dinero con el que subsistir pero teniendo que afrontar igualmente los gastos de siempre", explicaban ayer las maricadoras vilaxoanesas.

"No tenemos motivos para quedarnos de brazos cruzados"

De ahí que ahora, "si tenemos la opción de trabajar con un cliente determinado, que además nos ofrece un buen precio y nos garantiza la compra del marisco, no tengamos motivo alguno para seguir de brazos cruzados", sentenciaban mientras extraían almeja japónica.

Lo hacían con un tope de diez kilos por mariscador, como hicieron el lunes y como volverán a hacer esta misma mañana.

"Al menos son tres días de trabajo que nos permiten obtener unos ingresos con los que no contábamos y que nos hacen sentir bien, ya que podemos hacer lo que nos gusta", reflexionaban las propias mariscadoras.

No saben si la semana que viene volverán a trabajar, pues "va a depender del pedido que nos hagan -si se lo hacen- y del precio que nos ofrezcan, pero algo es algo", apuntan en la agrupación, conscientes de que este "primer paso" puede marcar el ritmo a otras cofradías de la ría y de Galicia.

"Si hay depuradores que quieren comprar marisco bajo demanda, ¿por qué no vamos a vendérselo?", apostillan en el sector productor antes de indicar que "la negociación directa con los clientes depuradores nos permite organizarnos y salir adelante en esta crisis".

La amenaza que llega de Italia, Portugal y Holanda

Un optimismo -o un consuelo- que esbozan igualmente los diferentes empresarios de la depuración y/o comercialización consultados, quienes advierten de que "si no se abastece el mercado con producto gallego, no cabe duda de que seguirá llegando marisco de Italia, Portugal e incluso de Holanda, que últimamente está en expansión".

Es por ello que los propios depuradores consideran "positivo para todos" realizar este tipo de encargos a los colectivos de marisqueo a pie y a flote, ya que "así podremos empezar a ver la luz al final del túnel y nos estaremos preparando para la progresiva reapertura de los mercados y el paulatino levantamiento de la cuarentena".

El tirón de la Semana Santa, incluso en cuarentena

Unos y otros hablan desde el convencimiento de que la actividad extractiva retomada en Vilaxoán tiene mucho que ver con la celebración de la Semana Santa, pues si bien es cierto que la actividad en los mercados está bajo mínimos -debido a las medidas de confinamiento-, la demanda de almeja y el berberecho puede aumentar en los puntos de venta en unas fechas tan señaladas, de ahí su disposición a satisfacer los deseos del consumidor.

"Aunque sabemos que la situación es muy complicada, tanto para la producción como para la comercialización, lo que estamos haciendo es negociar directamente con algunas agrupaciones para que nos abastezcan y recuperar poco a poco el pulso a los mercados", indican empresarios pertenecientes a la Asociación Gallega de Depuradores de Moluscos (Agade).

Las demás cofradías, a la expectativa

En otras cofradías valoran seguir los pasos de Vilaxoán, aunque actualmente mantienen el marisqueo paralizado, como confirman las de O Grove, Vilanova y Cambados, alegando que "no hay compradores".

Lo mismo que sucede en A Illa, donde en pleno ERTE funciona la lonja para el despacho de algas y hay 404 barcos parados y una veintena en activo para recoger esas algas, salir al xeito o emplear artes como betas, trasmallos y miños.