El mejillón que se cultiva en las bateas gallegas es “sano, nutritivo, de gran versatilidad culinaria y muy económico, por lo que se trata de un producto idóneo para el consumidor, especialmente en un momento de crisis sanitaria y económica como el actual”. Este es uno de los argumentos que maneja el sector, que reclama su derecho a seguir “trabajando y atendiendo los pedidos que realizan nuestros clientes”.

Es una reflexión con la que quieren salir al paso de “las declaraciones de algunos dirigentes políticos que piden el cese de nuestra actividad, como si tuviera algo que ver con la que realizan, por ejemplo, colectivos como el de marisqueo”.

Diferencias con el marisqueo

En este sentido, detallan que “puede ser lógico que las mariscadoras tengan derecho al cese de actividad, para no correr riesgos innecesarios, porque no tienen clientes a los que vender su marisco y para aspirar a una compensación económica; pero eso no tiene nada que ver con el trabajo que nosotros realizamos en las bateas, ya que tenemos que seguir encordando mejilla, para preparar la siguiente campaña, y también debemos seguir sacando producto al mercado, para atender la demanda existente”.

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Es por ello que, insisten, “no dejan de sorprendernos las declaraciones de algunos políticos que se entrometen en la organización de nuestro sector”.

Una intromisión que “no tiene en cuenta que los bateeiros sabemos perfectamente lo que hacemos y, en caso necesario, tenemos hilo directo con la conselleira de Mar, Rosa Quintana, para adoptar cualquier tipo de decisión”, manifiestan dirigentes de varias agrupaciones de productores.

"Que nos dejen trabajar tranquilos"

“Somos lo suficientemente adultos y profesionales como para trazar nuestra estrategia sin la intromisión de terceros”, espetan esos bateeiros antes de exigir “que nos dejen trabajar tranquilos, para ofrecer a los consumidores un producto de sobradas garantías sanitarias y máxima calidad”.

Además, pueden hacerlo sin complicaciones derivadas de la presencia de biotoxinas, ya que actualmente únicamente están cerrados por ese episodio natural que constituyen las mal llamadas “mareas rojas” diez de los más de cincuenta polígonos bateeiros existentes en toda Galicia.

Cinco de los inoperativos están localizados en la ría de Pontevedra, tres se sitúan en la de Vigo, uno está en Baiona y el último, en aguas de Muros-Noia.

"Los pedidos no dejan de producirse"

Lo que quieren decir los titulares de las bateas es que “mientras tengamos mejillón en las cuerdas no hay motivo alguno para paralizar su extracción y venta”.

Y menos aún cuando “los pedidos no dejan de producirse”, tanto en el mercado de fresco (depuradoras) como en el de industria (cocederos y conserveras); y tanto a nivel nacional como internacional.