La pesca es uno de los sectores que debe continuar trabajando en plena pandemia de coronavirus, aunque cada día que pasa se incrementa el número de embarcaciones que amarran en los muelles arousanos sine die, ya sea por la montaña rusa de precios en esta crisis sanitaria sin precedentes (muy variables de una jornada a otra), por la imposibilidad de trabajar con garantías sanitarias que impidan el contagio entre marineros o, en el caso de la flota de la xarda en el Cantábrico, también problemas de movilidad por tierra. "Para desplazarse por allí, necesitan vehículos, y sé de gente que tuvo que coger un taxi y dejar la furgoneta al pararla las autoridades. Es un despropósito, cuando después en el barco están unos encima de otros", señala el patrón de Cambados, Ruperto Costa. Y es que mantener la distancia de seguridad en un barco con una docena de personas a bordo no es sencillo.

Que se lo digan a Ángel Costa, un veterano armador del cerco cambadés, cuyos hijos ya tomaron el relevo del negocio. "Nuestro barco ya no fue al mar para nada. Cuando quisimos salir ya estaba todo este follón y decidieron no ir al Cantábrico. Están todos en casa", comenta en relación a la tripulación.

Tomás Trigo, también de Cambados, advierte de la caída de precios, que cifra en más de un 70%. "Van menos barcos y también están trabajando menos placeras porque tienen miedo, y yo lo entiendo. El martes, último día de la campaña de la volandeira, tuvimos que rogar con ella para poder venderla en la lonja y el pescado no se vendió todo, los marineros se repartieron unas rayas para llevárselas para casa, no las vamos a tirar", dice el armador.

Y es que acuden muy pocas placeras a la lonja, y de las depuradoras ni rastro, pues "no exportan y por tanto no compran", añade Trigo.

La flota terminó la campaña del bou de vara y estos días comienza la del xeito. Pero las perspectivas no son nada halagüeñas. "Los precios depende del día, pero están tirados. La anchoa en el Cantábrico es pequeña y aquí en la lonja de Cambados ahora no tenemos mayoristas. Viene alguna placera, pero el mercado municipal está funcionando bajo mínimos, cuando el de Cambados siempre fue referencia. Las pescantinas están en situación de vulnerabilidad", defiende el patrón cambadés, Ruperto Costa. "Nadie compra a medio plazo porque no se puede arriesgar, y todos estamos desorientados, tanto marineros como compradores", agrega.

Esta semana la actividad en la lonja de Cambados es muy inferior a la habitual. En otras, como por ejemplo en la de A Illa, ni siquiera hay subasta, al depender su actividad exclusivamente del marisqueo, cuya campaña está suspendida, tanto por parte de los rañeiros como de la agrupación de a pie. "Ahora nadie compra marisco, está todo parado. Los restaurantes son nuestros principales clientes y está todo cerrado", recuerda Costa.

En A Illa solamente un grupo de buceadores dedicados a la extracción de algas pasa estos días por la lonja. En Cambados los productos a comercializar se ciñen al pescado, como por ejemplo chopo, pescadillas, soias, pulpo, faneca y, hasta el martes, también zamburiña.

ERTE en la pesca

Ante esta difícil situación en la que se encuentra la pesca arousana, y en general la de toda Galicia, que en la medida de lo posible continúa abasteciendo los mercados de productos de primera necesidad en plena crisis del Covid-19, la conselleira do Mar, Rosa Quintana, agradeció ayer la aclaración realizada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre el derecho de la flota pesquera de acogerse a ERTE (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) en aquellos casos en los que voluntariamente los armadores decidan no salir al mar, ya sea por la imposibilidad de cumplir las medidas que garanticen la seguridad de los tripulantes, el cierre de los canales comerciales o las dificultades de encontrar marineros, así como la acreditación debido ante la autoridad laboral competente.

Quintana recuerda que la Xunta lleva defendiendo "desde hace más de una semana" la interpretación en el Real Decreto de que la pesca pueda acogerse a ERTE y reclama al Estado y a la Unión Europea medidas de compensación para el complejo mar-industria, un motor económico en la comunidad gallega.