Durante la próxima Semana Santa no habrá procesiones ni celebraciones colectivas de ningún tipo con motivo de la pandemia del coronavirus, por lo que los sacerdotes se las ingenian como pueden para que estas fechas tan señaladas para el catolicismo no pasen desapercibidas. Así, siguiendo las recomendaciones del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, los curas de la comarca consultados coinciden en animar a la población a poner sus palmas y olivos en sus balcones o ventanas durante el Domingo de Ramos que se celebra este fin de semana y que tradicionalmente da el pistoletazo de salida a la Semana Santa.

"Yo le digo a la gente que escuche la misa que se emitirá por televisión este domingo a las 10.30 horas, y si cada uno pusiese su ramo en el balcón la ceremonia sería completa. Cuando empiece la misa pueden coger el ramo y levantarlo porque la bendición llegará a ellos, no hay límites. La verdad es que sería muy bonito y nos llenaría de esperanza".

Son palabras del párroco de San Lourenzo de Nogueira (Meis). José Antonio Souto considera que el movimiento de los balcones que se ha creado en esta crisis sanitaria sin precedentes "es maravilloso". "Es una verdadera catequesis de amor. De repente, todo el que sale a un balcón es un catequista", valora Souto, quien aclara que habla "desde la fe".

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En otras parroquias del rural arousano, como son Cea y Rubiáns, ambas en Vilagarcía, tampoco se está oficiando misa con motivo de la pandemia del Covid-19. "Tengo todo cerrado. Si viviese allí cerca hubiese celebrado misa a una o dos personas pero vivo en Carril y no puedo justificar mi salida porque no es una emergencia", explica Juan Figueiras Rama, cura de sendas parroquias. Además, recuerda que tiene 87 años y que padece del corazón, por lo que "no puedo jugármela". De hecho en estas dos semanas de confinamiento, solo ha salido para ir a la farmacia, muy cerca de su vivienda: "Desde el 7 de marzo que surtí mi despensa, no he vuelto a hacer compra".

Lamenta que la celebración de la Semana Santa "está descartada", pero "aquí quien decide es el coronavirus". Con respecto a los olivos en los balcones, le parece una buena idea porque "es una forma de reunirse el Domingo de Ramos". "Es como cuando se pone una bandera en el balcón un día festivo", compara Figueiras.

En el caso de Carril y Vilaxoán, las otras dos parroquias consultadas, la situación es diferente. Ambas continúan oficiando misa a diario, aunque la afluencia de fieles es muy reducida o incluso nula.

El cura de Carril, Eduardo Amado -el más joven de toda la comarca-, recalca que en el Arciprestazgo de Arousa al que pertenecen sus tres parroquias (Carril, Bamio y Catoira) no hay ningún tipo de recomendación de cerrar las puertas. "Celebramos una misa al día, aunque invito a la gente mayor a que se quede en casa. A diario pueden venir unas tres personas, y los domingos entre siete y ocho", precisa. En cuanto a las medidas de protección, los fieles suelen acudir con mascarilla y/o guantes y el templo se desinfecta con frecuencia.

Amado ha suprimido el toque de campanas para "no animar a la gente a venir" y las confesiones las realiza bajo petición. Lleva tres semanas atendiendo el Hospital do Salnés para cubrir los turnos de compañeros de mayor edad y ha oficiado tres entierros durante el estado de alarma. "Seguí yendo a rezar al tanatorio y al cementerio, pero sin pasar por la iglesia", relata el sacerdote.

En cuanto al Domingo de Ramos, en Carril habrá misa sin procesión y "con poca gente". En el caso de que hubiese muchos fieles, se establecería un aforo, y de no ser suficiente, incluso una misa extra. "Pero no creo que vaya a ser necesaria", vaticina Eduardo Amado. "Haré convocatoria con las personas que tengo en el teléfono para que no pase la fecha sin nada, pero no vamos a hacer bendición de ramos", añade.

La idea de ponerlos en los balcones le parece acertada. En las iglesias de Bamio y Catoira no hay actividad, pues "no voy a ir en coche sin necesidad", dice Amado, vecino de Carril.

Por su parte, Manuel Folgar, cura de Sobrán (Vilagarcía), Godos (Caldas) y Baión (Vilanova) vive en la zona de Vista Alegre, en el casco urbano vilagarciano y acude diariamente a Vilaxoán a oficiar misa. "Solo la celebro allí porque es una parroquia con las casas cerca. Dejo las puertas abiertas por si alguien quiere escucharla. Aunque hay un cupo de hasta quince personas según la ley, no viene nadie porque la población está respetando mucho las normas de confinamiento. Yo toco la campaña para anunciar a los vecinos que estoy allí, no para convocarlos", cuenta Folgar.

Para este viernes tiene programada una bendición desde la puerta de la iglesia a las ocho de la tarde. "Es un acto sin gente, estaré yo solo", precisa. Y para el Domingo de Ramos celebrará una nueva bendición desde la puerta del templo "para todos los que tengan los ramos en sus balcones". En las otras parroquias haré algo parecido", concluye.