La huerta que Javier Olleros trabaja cada día se ha convertido en la principal fuente de conocimiento en estos días de confinamiento. "Nos trae plantas para que podamos estudiar y buscar sus aplicaciones y sus aportes nutricionales".
No le cabe duda acerca de su mentor que "tenemos una gran suerte de contar con él. Se preocupa muchísimo y es todo un maestro de vida que desprende orgullo y amor tanto por su territorio como hacia todo su producto. Le da la misma importancia a un marisco que a una planta a la hora de desarrollar su trabajo y eso pocas personas lo hacen. Todo lo que hace es una enseñanza en la que además te sientes muy identificada".
Otra de las cuestiones que le ha llamado poderosamente la atención de sus semanas de estancia en O Grove es todo lo que hay detrás de los halagos y los buenos resultados de la gastronomía del lugar,."Te das cuenta de que es mucho el trabajo que hay detrás. Incluso diría que es más la cultura del lugar que el propio trabajo. Parece que todo funciona a favor de que ese producto que vas a comer sepa increíble; desde los marineros, hasta los proveedores. Incluso la propia gente y como se porta. Es como si todo sumase en favor de lo que luego acabas degustando".
Al idilio con la gastronomía gallega también ha contribuido sin ningún tipo de discusión, el haber tenido la suerte de probar algunos de los platos que su tutor elabora. Un factor que ha sido determinante a la de definirse ya como "fan absoluta de la cocina de aquí. Incluso nunca antes había probado productos como los de aquí con unos sabores tan de verdad. Y no solo los mariscos tan increíbles, porque hasta los vegetales tienen un sabor único".
