Su Majestad el Rey Felipe VI mantuvo una videoconferencia con el presidente de la Federación Gallega de Cofradías, el arousano José Antonio Pérez Sieira, con la intención de conocer el impacto del Covid-19 en el sector. Lo hizo porque en la Casa Real consideran la pesca y el marisqueo gallegos "una actividad productiva esencial que abarca 40.000 empleos directos, que procesan el 70 por ciento de la pesca fresca en España y el 84 por ciento de la producción española".

El presidente de las cofradías gallegas, desde su despacho en Ribeira, mostró al monarca su agradecimiento por el interés mostrado desde el Palacio de La Zarzuela, pero también la inquietud del sector del mar por las dificultades que atraviesa, sobre todo cuando se trata de cumplir las medidas de protección contra el virus en pequeñas embarcaciones.

Felipe VI contactó con el responsable de los pósitos tras haberlo hecho con los mercados centrales en los que se despacha el producto enviado desde Galicia, donde le transmitieron que "el descenso de la comercialización de pescados y mariscos".

Sabedor de que puede no ser "un producto de primerísima necesidad" y de que las caídas de ventas "se debe, sobre todo, al cierre de la restauración", el jefe del Estado asumió que "es muy difícil mantener la actividad cuando bajan la demanda y los precios", como también "cuando las condiciones de trabajo para evitar los contagios no son del todo garantizables".

Es por todo ello que "quise interesarme por el sector", indicó el monarca antes de reconocer que las medidas restrictivas introducidas por el Gobierno en relación con la declaración del estado de alarma pueden estar más pensadas "para la vida corriente y la actividad en tierra", por lo que, quizás, no resulten "compatibles con el trabajo del mar, que ya bastantes dificultades tiene a diario".

Dicho esto, el Rey preguntó si, "dotando siempre de más medios de seguridad a las tripulaciones, para que trabajen con mayores garantías", puede existir "la posibilidad de establecer un sistema de reparto de faena con el que mantener una cantidad mínima de producto para satisfacer la demanda que pueda existir".

"No sé si es viable o es una opción que no vale la pena ni explorar", apostilló el monarca antes de que Sieira le respondiera que "la dificultad es muy grande".

Y para descartar esa opción puso como ejemplo que "tanto el domingo como el martes salieron del puerto de Ribeira 40 barcos, y mientras que el lunes la venta en lonja fue regular, a partir de ahí fueron cayendo los precios, porque como los compradores o mayoristas no fueron capaces de vender el producto del primer turno ya no compraron el pescado a los barcos del segundo".

Dificultades

Eso no es todo, sino que "cuando salen a trabajar 300 o 400 mariscadoras juntas es casi imposible establecer medidas de protección apropiadas", espetó el patrón para evidenciar las dificultades del sector y reclamar al Estado que declare el cese de actividad. Acto seguido, incidió en que "la pesca artesanal es muy diferente a la otra" y que "muchos de nuestros productos -como almeja, berberecho, navajas y similares- no tienen salida" desde que se ordenó el cierre de hostelería y restauración.

Frente a esto, el Rey aludió a lo "paradójico" que resulta que el sector conservero siga demandando producto, lo cual confirmó el patrón al apuntar que la industria transformadora "está trabajando al máximo rendimiento, incluso sábados y festivos".

Asimismo, Felipe VI se interesó por la cantidad de personas de las cofradías afectadas por Covid-19, a lo que el patrón contentó que hasta ahora "nadie comunicó la existencia de trabajadores afectados".

Su Majestad quiso "transmitir un mensaje de ánimo a todo el sector" y decirle que "estamos todos muy pendientes" del mismo, por tratarse de "un sector importante para Galicia y toda España". Llegó a definir a la pesca y el marisqueo como "uno de nuestros buques insignia, tanto en consumo interno como en lo referido a imagen externa".